Nueva dosis de azúcar y cosplay para el cuerpo con el cuarto volumen de Sexy Cosplay Doll, el fenómeno manga que publica Panini Manga. Gojo y Marin cada vez se muestran más unidos y siguen haciendo nuevas amistades con las que poder compartir aficiones y buenos momentos en un volumen que se centra precisamente en esto: fortalecer los lazos entre el grupo de amigas que se ha ido formando estos tomos atrás.
«Ya sabía yo que se moría por hacer cosplay»
La historia sigue en el punto en el que finalizó el tercer volumen, con Juju y Marin preparándose para la sesión de cosplay conjunta. Mientras, Gojo y Shinju tienen una agenda paralela con la que buscan sorprender a propios y extraños. Salvo por las últimas páginas, que apuntan hacia la siguiente aventura cosplayera de la pareja protagonista, el grueso de este tomo está dedicado a desarrollar la sesión conjunta de las chicas. Hasta cierto punto Marin y Gojo quedan en un segundo plano -en cuanto a desarrollo de sí mismos y de sus dinámicas- en favor de Juju y su hermana, quienes aportan una mirada diferente a la de nuestra pareja.
Shinichi Fukuda centra su atención en diferentes aspectos del cosplay y ofrece perspectivas del mismo que no había tratado en los capítulos anteriores del manga. El objetivo es doble. Por un lado seguir mostrando los entresijos de esta afición hablando sobre trucos de maquillaje, los diferentes modelos de hacer cosplay según el presupuesto disponible, formas de aparentar otros físicos ajenos al nuestro… En este sentido Sexy Cosplay Doll sigue revelándose como una propuesta muy didáctica y divulgativa.
Por otro -más importante-, Fukuda hace hincapié en el amor propio y la valentía. Asume en el cosplay y sus personajes una serie de valores que versan sobre la confianza en uno mismo y ser honestos con nuestros sentimientos, invitándonos a no avergonzarnos respecto a nuestras emociones y aficiones. Quizás solo hable de cosplay, pero su mensaje en torno a la autoestima debería ser obligado.
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