Una Sección Oficial repleta de duelos y unas perlas con amor (con su dolor y sufrimiento incluido). Pero dejemos la sección secundaria para hablar del reparto de premios oficiales.
Entre las favoritas, sonaba Magical Girl. Y fue así. Bille August, Susanne Bier o François Ozon son nombres propios ya escuchados en festivales. Alberto Rodríguez está ya reconocido con esa isla que no parece tan mínima por mucho que su título diga lo contrario. Pero es el juguete de Carlos Vermut el que se va por la puerta grande de Donostia. Esta historia brilló en su primera toma de contacto con el pase en Madrid, repitió hazaña en San Sebastián tanto con la prensa como en su proyección oficial.
Sonaban fuerte también la épica Haemoo de Shim Sung-bo y la crónica musical que pintaba Mia Hansen-Love, Edén. O Loreak –la primera cinta en euskera que compite por primera vez en Sección Oficial– que enseñaba el sumo poder de las flores.
La isla mínima se llevó condecorada la fotografía de Álex Catalán. Rodríguez se rodea de altos ingredientes, como con sus actores, como Javier Gutiérrez que se llevó el premio al Mejor Actor (empieza a sonar el actor revelación de los próximos Goya).
La actriz se fue a un peso pesado al servicio de Bille August. La danesa Paprika Steen mostraba el dolor contenido durante un duro fin de semana en familia que se visionaba en Silent Heart.
Dennis Lehane fue otra sorpresa de la gala, porque La entrega apenas sonaba en las quinielas, pero su texto se va con Concha bajo el brazo. Igual que Cédric Kahn, galardonado con el Premio Especial del Jurado por su Wild Life.
Y finalmente, los dos últimos premios llegaron… Y como dijo Borja Cobeaga, otro premiado por su Negociador, Vermut es un director único. Enhorabuena Carlos por esa obra magnética y única.
Foto: Gari Garaialde
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