«Todos los niños necesitan a su padre…«

Tras todos los paréntesis del mundo mundial (vueltas al pasado, números conmemorativos, Hulka…) y a la espera de que El Rey de Negro vuelva a poner la trama de El Inmortal Hulk en stand-by, Al Ewing nos deja esta vez con un descomunal capítulo doble que lleva las cosas que nos ha venido contando en esta colección al límite. A uno de esos puntos a partir de los cuales las cosas tienen que ir a mejor (porque sinceramente no sé qué más puede pasarle a los protagonistas) y que demuestran el nivel de la amenaza que representa el enemigo al que se enfrenta el goliat esmeralda tras haber derrotado a Dario Agger y haber hundido a Roxxon en el pozo de brea del que nunca hubo de salir.

Y es que el Líder no va a olvidar jamás el chute de atención y tramas interesantes que le ha brindado el guionista de moda en la Casa de las Ideas. Samuel Sterns ha pasado de ser un señor con una cabeza enorme a convertirse en un monstruo terrorífico hambriento de poder y conocimientos que ha logrado colarse por las rendijas del verde de los irradiados gamma para convertirse en la mayor amenaza a la que se haya enfrentado no sólo Hulk, sino también gran parte de sus aliados en lo que llevamos de colección en España. Pase lo que pase y termine como termine la historia, el Líder ya no pude volver a ser visto como una amenaza menor. Y esto se lo debemos a Ewing.

«¡Yo conozco a mi chico mejor de lo que se conoce a sí mismo!«

Como también le deberemos, cuando todo esto acabe, que las historias con Hulk hayan pasado a un nuevo y fascinante nivel. El guionista pone a las diferentes personalidades de Bruce Banner a conversar entre sí y hasta las ha puesto a trabajar en equipo, tomando turnos para ver cuál es la que tomaba el poder. Esto es algo que se pudo ver en la televisión (o cualquier pantalla, ya me entendéis) recientemente con la serie de la Patrulla Condenada de DC. En ella, el personaje de Crazy Jane iba ‘decidiendo’ qué personalidad mostrar al mundo en función de sus necesidades y convertía así su trastorno de identidad disociativo en un arma poderosa en lugar de en una enfermedad incapacitante. Lo mismo ocurría en el cine con el filme de Múltiple (M. Night Shyamalan, 2016) y con su secuela (Glass, 2019) en la que el terrorífico personaje interpretado por James McAvoy iba saltando de una personalidad a otra según como quisiera relacionarse con su entorno o con sus víctimas. El Hulk que emerja de esta etapa puede parecerse mucho a estos personajes y adaptarse a sus roles como amenaza o aliado de la manera que crea conveniente… si es capaz de poner orden entre sus diferentes ‘personas’.

El Inmortal Hulk #28 (#104)

Más allá de la salvaje forma (+18 diría yo) en que termina la grapa de este mes, deberíamos quedarnos con las maravillas que están por llegar a esta colección y el fascinante panorama que va a dejar Ewing en el universo Hulk cuando se centre en otros proyectos. El Inmortal Hulk ya es, por derecho propio, la mejor etapa que haya vivido nunca el piel verde. Digo esto a la vez que sigo adorando la fabulosa Planet Hulk de Greg Pak, pero si aquella era una historia a lo Conan el Bárbaro con final trágico y sin apenas trazas de Bruce Banner, ésta etapa ha hecho evolucionar a todas las facetas del torturado Vengador. Como en la estupenda portada de Alex Ross, Hulk ha destrozado las cadenas de lo que dábamos por sentado del personaje para ofrecernos un vastísimo paisaje nuevo a su alrededor.