«Esto no es buena idea. Especialmente ahora«

 

He leído en redes un comentario sobre la etapa de Al Ewing al frente del Inmortal Thor que me ha vuelto loco. Dice Sithvillista en Whakoom que ‘la serie carece de rumbo fijo y va dando martillazos aquí y allá sin tener un enfoque claro‘. Y el tema es que podría dejar el artículo aquí he irme a dormir, porque aunque no estoy del todo de acuerdo con las repetidas críticas que he ido leyendo sobre el dibujo de Jan Bazaldúa, sí que tengo la sensación de estar constantemente leyendo pequeñas aventuras de Thor inconexas que buscan ser la piedra de toque para una historia mayor que las interconecte. Me está pasando exactamente lo mismo y con las mismas sensaciones que con los Vengadores de Jason Aaron y cabe hacer ver que esa etapa estuvo a punto de alejarme de la colección para siempre… que es lo que está consiguiendo ahora mismo Ewing con una etapa que avanza, pero no termina de decirnos nada.

 

Pero no son sólo las historias que nos está contando el bueno de Al las que van dando bandazos (lo del especial del Inmortal Thor #14 es ya de vergüenza ajena), sino que el propio personaje va tomando decisiones que uno no termina de comprender: Si el protagonista de nuestra historia le encarga a su hermane (sea lo que sea eso) que sea su skald y que le sirva de guía para poder progresar en sus poderes y sus responsabilidades como Padre de Todos, ¿por qué ahora decide mandar a Loki a tomar por saco sin que éste (o ésta o esto) haya hecho gran cosa para merecerlo? ¿Por qué varias páginas después se pone a tontear con la Encantadora que, recordemos, le ha vuelto medio idiota en la Tierra? ¿Tan débil es el nuevo cinturón a prueba de hechizos idiotizadores?

 

«Estaba en deuda con ella. Y así se tomó la decisión«

 

Sí, todo parece encaminado a que Thor consiga tres objetos de gran poder (lleva dos) de cara a alguna amenaza futura que le espera a la vuelta de la esquina (imagino que el regreso de los dioses primigenios con los que comenzó toda esta charada), pero por el camino la trama se va desdibujando constantemente. Thor está solo, muy solo, sin aliados ni sidekicks que lo acompañen en su cruzada más allá de un par de números o tres y, además, lo hace sin que nadie (ni tan siquiera un narrador genérico) vaya contándonos el porqué de muchas de sus decisiones o de su falta de ellas. Y esto también hace que tengamos la sensación de que esta serie se limita a ser un ‘Thor va a sitios‘, lo cual, irremediablemente, está logrando que cada vez haya menos interés en ver hacia dónde nos conduce esta historia.

 

 

En parte prueba de ello está, para un servidor, en que ha tenido que llegar un apagón a toda la Península Ibérica para que me entren ganas de ponerme al día con esta cabecera. El Inmortal Thor está a un par de paradas (porque ya le hemos pedido a las buenas gentes de Panini que nos dejen echar un vistazo a los números de los dos próximos meses) de que me baje de ella y, si esto ocurre, lo haré con la pena de saber que es una de las pocas series que no haya seguido hasta el cierre de una de sus etapas, pero con la certeza de que no puedo perder tiempo ni energías en algo en lo que parece que su autor ha ido perdiendo la fe con cada nuevo número que escribía.