«Me considero demasiado vestida«

Me gusta la serie de los Eternos que está publicando Panini y, a la vez, estoy deseando que se acabe y podamos olvidarla ya de una vez. Me explico: nos está permitiendo la colección de Kieron Gillen entrar en contacto con unos personajes de los que poco se sabía desde hace años y hasta que Chloé Zhao estrenó uno de los primeros filmes de Marvel Studios que se puede considerar oficialmente un batacazo. Pero al mismo tiempo nos estamos encontrando con una serie de personajes tan aislados del resto del Universo Marvel que apenas sí tienen trascendencia y que viven tan atrapados en sus cuitas internas que los mismo les podrían haber puesto a funcionar en una de las lunas de Júpiter y poco nos habría importado. Thanos mismo ha vuelto para tratar de relanzar un poco la serie y, sin embargo, poco o nada nos están importando sus esfuerzos por reclamar su sitio en el ciclo de infinitas resurrecciones que caracteriza a esta galería de personajes.

Con esas llegamos al momento presente. Thanos se ha alzado por encima del resto de sus primos como Eterno Supremo y todos aquellos que se han negado a seguirle (y que no han muerto a sus manos) se fueron inicialmente de convivencias a Lemuria y, una vez que Thanos llegó allí han decidido que quizás vaya siendo hora de plantarle cara al Titán Loco. La serie, como puede que ya intuyáis, se va arrastrando poco a poco hacia su final en medio de una paulatina pérdida de relevancia que no puede achacarse únicamente a los malos resultados de su contrapartida cinematográfica, sino a lo poco que ha intentado convertirse en la puerta de entrada de estos personajes al día a día de la editorial.

«Padre y tú sois los artífices de todo vuestro sufrimiento«

Y ahí es donde entran en juego los Vengadores, que están viviendo en el cadáver de uno de los creadores de los Eternos (tal y como esta actualmente la vivienda, no me parece mal lugar en el que vivir) y los mutantes, que… no sé, supongo que pasaban por allí. El próximo ‘gran evento’ de la Casa de las Ideas enfrentará a Vengadores, Eternos y Patrulla-X en una gran batalla que, una vez más, se podrá haber evitado hablando y que buscará dotar a estos ¿héroes? de algún tipo de importancia antes de volver a meterlos en el armario en el que se apolillaban junto a los Inhumanos. El invento ha salido rana. Qué le vamos a hacer.

Mucho ojo al careto que le otorga Esad Ribic a la Capitana Marvel

Todo esto nos lleva a los números que nos ocupan hoy. Eternos #12 tiene cierta importancia por ahondar un poco más en la mitología y los orígenes de Thanos (se trata de un one-shot en su versión original estadounidense), pero Eternos #13 nos presenta a los protagonistas tratando de colarse a hurtadillas en la casa de los Vengadores (cuando haberles preguntado o pedido permiso habría sido igual de efectivo) y tratando a los personajes de esta colección sin ningún respeto por el trabajo (bueno, ya me entendéis) que está haciendo Jason Aaron con ellos. A Marca Estelar la trata como a una cría sin más (recordemos que es una chavala criada en el combate) y presenta a un Namor rebosante de testosterona que, si está en la Montaña de los Vengadores, ésta debería estar básicamente en ruinas (y si no, echadle un vistazo a la colección de los Héroes Más Poderosos de la Tierra). Gillen habla de que el evento que se acerca va a ser un regalo para quienes hayan seguido cualquiera de estas tres series desde el principio…

Permitidme que lo dude.