Con los maquiavélicos planes de Cráneo Rojo saliendo tal como esperaba, estos Imposibles Vengadores aún en pañales siguen sin saber como trabajar en equipo y la posición de Kaos como líder del grupo está más que en entredicho. Rick Remender ha encontrado a un estupendo villano que sea una amenaza tanto para vengadores como para mutantes y con el que pueda sentar las bases de la nueva serie. El otrora archienemigo del Capitán América ve en los mutantes una amenaza que atenta contra el futuro de la humanidad. Ya no se mueve según falsos conceptos raciales, sino que los mutantes son el mal contra el que los humanos deben combatir. Cráneo coge los miedos más irracionales de los neoyorkinos hacia el homo superior y los utiliza contra nuestros héroes con el fin (en última instancia) de conformar un nuevo orden mundial bajo su dominio.
En este número la acción comienza casi de inmediato, deja el respiro justo para que se desvelen las intenciones de Cráneo y nuestras mutantes favoritas (Wanda y Pícara) estén apunto de pasar un mal rato. Una vez que empieza la refriega en las calles de Nueva York contra Cráneo y sus acólitos vamos pasando de una pelea a otra mientras somos testigos de las discrepancias que parecen aflorar en el equipo en el peor momento, poniéndoles a todos en peligro y a merced de su enemigo.
Aún siendo tremendamente entretenido, las dudas empiezan a aparecer en la que se supone una de las cabeceras principales de esta nueva etapa en Marvel. Remender no encuentra el tono que quiere darle a su historia y en tres números nos encontramos con tres tipo de narrador diferente. La primera grapa usaba voces en primera persona, en la segunda, apenas había narrador en un par de viñetas y en este que nos ocupa tenemos uno que es omnisciente y del que no se da ninguna pista sobre su naturaleza (si se trata del propio autor o de un personaje que se implicará en la acción más adelante).
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