Rick Remender se ha desmadrado. Después de unos tibios comienzos, el guionista ha encarado el segundo acto del evento marvelita –circunscrito a Imposibles Vengadores, aunque con incidencia en un puñado de colecciones como Iron Man o Inhumanos– dándole un giro a los acontecimientos que no dejará indiferente a nadie.

El título del volumen, Inversión, ya da buena cuenta de lo que nos espera en sus páginas. Los héroes y villanos implicados en la batalla de Genosha contra Cráneo Rojo, han visto trastocadas sus conductas y –simplificando mucho– los malos no tan malos ni los buenos tan buenos. Con los malosos abrazando un cambio más plano, cobran especial importancia las actitudes de la Patrulla-X y la trinidad vengadora, ya que en lugar de tomar un camino villanesco, dejan aflorar sus temores y se rigen en base a ellos, radicalizando sus posturas para aplacarlos. Así, los mutantes elevan a Génesis –convertido ya en Apocalipsis– como adalid de su guerra por la supervivencia, Tony Stark y Thor se refugian en el hedonismo y Sam Wilson marca distancias respecto a Steve Rogers a través de la fuerza.

De todas estas subtramas surgidas a raíz del desenlace del tomo anterior la que más potencial –al menos personalmente– tiene es la que concierne a la Patrulla-X, que abraza los postulados del Magneto primigenio y otros defensores de la supremacía del homo superior y plantea un desafío muy perturbador.

Sin embargo estos personajes no están en el centro de la acción en este segundo acto. Aquí toman protagonismo personajes como Nova o Spider-Man, que entran en el conflicto de una forma un tanto accidentada, lo que marca el tono de esta parte de la aventura; quizás como paréntesis antes de la épica que se presupone para el tercer y último acto del evento.

 “¡Claro, tu hijo! De acuerdo, ¿por qué no? Encantado de conocerte”

Llegados a este punto hay que tomarse la serie con humor, como una gran exageración de los argumentos típicos del cómic de superhéroe; como una sátira en la que el absurdo es la nota dominante. De otra forma no tendrían cabida conceptos tan locos como [SPOILER]El Hulk de Hulk, que aparece cuando este se pone triste[FIN SPOILER]. Si consideramos Axis como un ejercicio de autocrítica respecto a la forma de hacer las cosas en las grandes editoriales –Marvel y DC– respecto al género de los superhéroes estaríamos ante un trabajo de hondo calado, que tira con punta a los clichés y defectos de este tipo de historias con mucha ironía… pero la realidad no parece ser esa. Así que lo ideal es plantearse la lectura como un divertimento, despejando la mente y aceptando que, al menos, resulta muy entretenido.

En definitiva, o Rick Remender es un genio o definitivamente se le ha ido la pinza. Pero si logramos no tomarnos en serio esta historia, la gozaremos como críos.