Bajo el kilométrico título de Magic: The Gathering – Destruye a toda la humanidad. No puede ser regenerada., Panini Manga presenta una particular historia que apela a toda aquella generación que entraba en la adolescencia en los últimos años de la década de los 90 del siglo pasado. 26 años separan nuestro presente del reflejado en una obra que respira nostalgia por los cuatro costados.

«No me hagas perder el tiempo«

Y aunque el propósito del manga es cristalino: promocionar el juego de cartas Magic: The Gathering, este no es el principal foco del mismo. Katsura Ise y Takuma Yokota, sus responsables apelan en primer lugar a esa chavalería que ya pinta canas para acercarles un mundo que, contextos culturales al margen, puede resultar tremendamente familiar. Y por eso mismo, tampoco es -por más que el título abogue por nuestra destrucción- un relato de tintes fantásticos.

Magic: The Gathering nos presenta a Hajime Kanô y a Emi Sawatari, dos alumnos de secundaria de caracteres aparentemente irreconciliables que encuentran un nexo de unión en el afamado juego de cartas. Estamos, pues, ante una comedia dramática ¿y romántica? de instituto de corte costumbrista.

Una de las cosas que suelen trabajar muy bien en el mercado japonés es hacer accesibles temas complejos y enrevesados. Y seamos sinceros, si no hemos jugado nunca a Magic, las señales de alerta nos llenan de razones para no darle una oportunidad a este manga. Pero ahí está la gracia, el juego está presentado de tal forma que «muggles» y neófitos puedan entender sus conceptos básicos y que jugadores y fans de Magic disfruten de todos sus guiños y explicaciones.

En obras como ¡Yawara! o Kakegurui se presentaban deportes como el judo o un sinfín de juegos de apuestas que no era necesario conocer para disfrutar de su lectura. Había páginas y escenas dedicadas exclusivamente a mostrar dichas actividades, pero siempre desde un lenguaje asequible y muy didáctico. Con Magic: The Gathering sucede exactamente lo mismo. Los conceptos necesarios para entender el juego se explican y las partidas se narran desde una perspectiva dramática, enfatizando la tensión y emoción del momento. El resto del tiempo, el manga está enfocado en narrar la relación entre Emi y Hajime y esa amistad que, salvo sorpresa, devendrá en amor. Porque en la ficción, casi siempre, los polos opuestos ni son tan opuestos, ni están condenados a competir, sino todo lo contrario.