«Él es el que creó a los simbiontes«
Yo no iba a escribir sobre esta serie. Al menos no en este momento. Al menos no en este orden. Pero me estaba leyendo El Inmortal Hulk #15 (#90) y, a la mitad del número, comenzó un cruce con este crossover. Peor aún, comenzó un cruce con el número dos de este crossover… Así que aquí me tenéis, esclavo de los caprichos de Marvel y del desorden de Panini, lanzándome al nuevo y cacareado último gran cruce de series de la Casa de las Ideas.
Y no digo ‘último’ a la ligera. Lo dicen los americanos, que se llevaron tal tortazo en ventas con la Guerra de los Reinos que decidieron echar el freno en esto de los macro-cruces de series (al menos de momento, que ya sabemos lo poco que les duran estas afirmaciones a los editores) una vez terminara de publicarse la ya a medio escribir Matanza Absoluta que hoy tenemos entre manos. Y eso teniendo en cuenta que esta serie, como ya ocurriera con el crossover de Jason Aaron, no es más que un complemento para otras de las que también se ocupa el bueno de Donny Cates. Sobre todo para su aclamada versión de Veneno.
«No fue él. Fue Matanza con su cara«
Es por ello que lanzarse de cabeza a esta historia sin haber leído nada del antihéroe arácnido durante los últimos tiempos se me antoja un acto suicida. Un acto que yo mismo he cometido y que me ha dejado exhausto al esforzarme por entender y comulgar con gran cantidad de datos con los que no contaba al pasar la primera página. Y es que Cates ha ido dejando un reguero tan inmenso de pistas sobre esta trama en todas las series de las que se ocupa actualmente (Guardianes de la Galaxia, Estela Plateada o la propia Veneno) que resulta casi imposible seguirle el paso al completo. Y menos tras la dolorosa subida de precio de las grapas de la editorial que distribuye Marvel en España.
En cualquier caso aquí estamos. Asistiendo al enésimo retorno de Cletus Kassidy como Matanza en una carrera loca por asesinar a todos cuantos fueron portadores del simbionte en alguna ocasión para recoger sus códigos genéticos y poder invocar con ellos a Knull, el dios que supuestamente creó a esta raza alienígena. Lo bueno es que en esta ocasión tenemos a un tipo como Cates al volante de la historia y eso nos asegura que, aparte de sangre, vísceras y macarradas a espuertas, asistiremos a una historia a la altura de sus personajes. Y de hecho ya comenzamos a vislumbrarlo en este primero de tres volúmenes, con momentos terroríficos seguidos de otros de puro humor arácnido y un dibujo fabuloso a cargo de Ryan Stegman (Inhumano, Spiderman Superior). La historia mola y la química entre sus personajes también. Sólo quedaría que fuera fácil de seguir y entender para que todo fuera perfecto.
Sin embargo, eso no va a ocurrir. Nos esperan tres meses de continuas referencias y tie-ins en el resto de series de la editorial estadounidense que van a obligar al resto de autores a parar sus tramas en curso para dedicarle uno o dos números a este crossover…
Y luego se preguntarán en Marvel por qué fracasan estos eventos.
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