Veneno #11 (#59)

Veneno #11 (#59): Regreso a lo espiritual

Veneno #11 (#59)«Mi paciencia con su incompetencia se agota«

 

Nueva saga (Mundoveneno se llama) y regreso de Ram V a la silla de dirección para encargarse de todo lo que concierne al joven Dylan Brock. La dualidad al frente de esta serie (real y no como lo que ha hecho en otras ocasiones Marvel cuando claramente estaba sobreexplotando a sus guionistas estrella) nos está permitiendo juegos tan vistosos como el de ver a Dylan bajo el ataque del simbionte Locura desde los ojos del chico, primero, para luego saltar a los de Eddie Brock y, ahora regresar a la misma escena otra vez con un primerísimo plano de la cara del padre embargado por la ira y la locura a punto de cargarse a su propio hijo. La misma escena tres veces, pero con tres significados muy distintos: la acción, el descubrimiento y, finalmente, el terror y la traición en los ojos de quien la está sufriendo. Veneno está teniendo una etapa que, con permiso de la de Donny Cates, va a traer mucha cola en lo creativo y en lo que quede para el personaje de aquí a la posteridad.

 

Volvemos, como decía, al presente, a Dylan Brock y a la Tierra para encontrarnos con que, tras atravesarle el pecho y dejarlo moribundo, el lacayo de Meridius ha abandonado al agonizante hijo de Eddie en la calle para que lo encuentren así sus enemigos de la Fundación por la Vida y lo vuelvan a capturar. ¿Volvemos a lo mismo? Para nada. Veneno, el simbionte, huye de la escena convertido por una vez en el hospedador y no en el huésped al portar en su interior la consciencia, el alma, del joven Dylan y tan sólo dejando atrás un cuerpo que parece estar exhalando su último suspiro.

 

«Perdóname por pensar que no has venido para una conversación cordial«

 

Esto da pie a una nueva triple historia. La de Veneno huyendo de sus perseguidores, la del Durmiente tratando de recuperar el cuerpo de Dylan y, por encima de las otras dos, la de la consciencia del chaval tratando de encontrarse dentro de la mente del klyntar y con toda la pinta de ir a salir de ahí con un par de interesantes lecciones aprendidas de cara a las próximas historias que Al Ewing y Ram V tengan en mente para el personaje. Me resulta de lo más apetitoso todo lo que nos están proponiendo y me paece que el grado de coordinación está siendo el justo y necesario para que sintamos que estamos leyendo dos series hermanas tan intrínsecamente unidas que no hay manera de verlas sino como lo que son en realidad: una única gran historia entrelazada sobre sí misma como una trenza.

 

Veneno #11 (#59)

Veneno #11 (#59)

 

Todo esto viene acompañado por un trabajo de Bryan Hitch que puede que no sea espectacular, pero que nos está dejando patidifusos con su regularidad. Acostumbrados como estábamos a ver como el artista necesitaba del concurso de otros pinceles, o simplemente abandonaba el barco a mitad de la travesía, nos encontramos con que ha firmado casi una docena de números de manera ininterrumpida con un nivel de calidad más que aceptable que, además, sirve para dar esa sensación de historia única que os comentaba antes a los trabajos de ambos co-guionistas.

 

En definitiva, me parece que 2022 ha sido el año perfecto para volver a reengancharse con las historias de Veneno. Quien entre va a querer leerse la saga de Cates de cabo a rabo, pero también va a disfrutar de lo lindo con todo lo que se nos está proponiendo número tras número.

Acerca de RJ Prous

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En la soledad de mi beca Séneca en Zaragoza aprendí a amar el cine mierder. Volví a Madrid para deambular por millones de salas y pases de películas para finalmente acabar trabajando con aviones. Amante del cine y de sus butacas, también leo muchos cómics y, a veces, hasta sé de lo que hablo.

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