Motorista Fantasma #4 (#10)

Motorista Fantasma #4 (#10): Exorcismo para novatos

Motorista Fantasma #4 (#10)«El diablo me acarició con una mano mientras metía una brasa en mi corazón con la otra«

 

Menudo fichaje ha realizado la Casa de las Ideas con Benjamin Percy. Hagamos repaso de lo que hemos ido viendo en Panini: Entró para hacerse cargo de la X-Force de Amanecer de X y es, a día de hoy, la única de aquellas series que sigue en pie y con el mismo guionista al frente (el resto o han mutado en otras, o llegaron más tarde o se cancelaron o, madre mía con Nuevos Mutantes, están viviendo un baile creativo preocupante). A los pocos meses recuperaba la cabecera en solitario de Lobezno, en la que se ha llevado al canadiense de caza vampírica, de alianza con la CIA y, recientemente, de fiesta gore con Masacre. La cabecera de Logan huele a sudor, alcohol y noches por los bajos fondos, es decir, a lo que siempre ha olido la serie del mutante de las garras de adamántium y, aunque yo personalmente la veo necesitada de alguna clase de contrapunto, está haciendo las delicias de los fans del personaje. Y llegamos al Motorista Fantasma: pura acción, pura magia infernal, puro gore y puras frases para el recuerdo.

 

En Motorista Fantasma Percy se ha desmelenado por completo. Aliado con el artista de turno (que en este número es un poco conocido, pero muy resultón, Brent Peeples) nos está obsequiando con una galería infinita de sangre, demonios de todas las formas, olores y colores y momentos épicos. La serie no necesita ni cruzarse con otras para funcionar, porque el guionista tiene muy claro lo que quiere hacer y la gente lo está disfrutando, pero como Logan está en el baúl de los personajes a su cargo, pues se regala en un número loquísimo y desmesurado que nos tiene al final haciendo la ola y preparados para todo lo que está por venir en la cabecera de Johnny Blaze.

 

«Para quemarla vais a tener que dejar de odiaros mutuamente«

 

Y es que sí, este Motorista Fantasma #4 (#10) viene a cerrar el primer arco argumental de la colección con un exorcismo que pasa olímpicamente de las oraciones, el crucifijo y el agua bendita para cambiarlas por unas afiladas garras de adamántium, alcohol barato para desinfectar y cirugía experimental en la cabeza de nuestro protagonista. Brutal. Salvaje. Necesario. Tan bien nos lo pasamos leyéndolo que apenas nos damos cuenta de lo poco que se nos ha contado hasta ahora y la cantidad de interrogantes que aún quedan abiertos antes de irnos, el mes que viene, a un número especial por los cincuenta años del personaje. Es todo tan bestia y excesivo que al final no nos queda otra que aceptarlo y disfrutarlo: A Percy se le ha ido la olla. Que viva Benjamin Percy.

 

Motorista Fantasma #4 (#10)

Motorista Fantasma #4 (#10)

 

La serie continuará dentro de dos meses con la trama que sigue avanzando por debajo de esta sesión de psicología con puntos de sutura. Y me parece a mí que ahí estará la prueba de fuego para el autor. Cuando la serie entre en cualquier suerte de rutina es cuando veremos si Percy es capaz de mantener el ritmo endiablado que han llevado estos primeros cuatro números (seis de la edición norteamericana). Si es así, podemos estar ante una era de oro para el personaje, aunque todavía es exageradamente pronto para ponerse a pensar en eso. Pero lo cierto es que el guionista se está saliendo en cada nueva cabecera que escribe (y no he contado la de X Vidas y X Muertes de Lobezno) y Marvel puede estar más que satisfecha con su inversión en este creativo.

Acerca de RJ Prous

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En la soledad de mi beca Séneca en Zaragoza aprendí a amar el cine mierder. Volví a Madrid para deambular por millones de salas y pases de películas para finalmente acabar trabajando con aviones. Amante del cine y de sus butacas, también leo muchos cómics y, a veces, hasta sé de lo que hablo.

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