Cold War

Cold War: Hemos sido engañados

Cold WarPlaneta Cómic, a través del sello Aftershock, nos trae un tomo único de ciencia ficción que mira al futuro con rabia y frustración. El futuro nunca será como se nos vende, sino un lugar inhóspito y ultraviolento, más cercano a una realidad distópica y postapocalíptica que a una idílica y utópica. Christopher Sebela y Hayden Sherman nos proponen un viaje áspero y confuso 500 años adelante en el tiempo con muchas preguntas y muy pocas respuestas. ¿Preparados?

 

«Esto es un infierno»

 

Cold War nos presenta a un desafortunado grupo de personajes que en su día (en nuestro presente) pensaron que sería una gran idea pasar unas cuantas décadas congelados para despertar en un futuro en el que vivir como reyes. Pero nada más lejos de la realidad. Lo de desafortunados es quedarse cortos, pues según los sacan de la nevera son reclutados para servir de carne de cañón en una guerra que nadie entiende.

 

Ninguno de los personajes que se dan cita en el cómic sabe nada de su situación. De las llamadas seis W (what, who, how, when, where y why) solo están seguros del cómo y el cuándo, las demás, o les generan nuevos interrogantes o no alcanzan ni siquiera a comprenderlas. La única manera que tienen de obtener alguna respuesta es siguiendo hacia delante intentando deducir en base a lo que se van encontrando por el camino. La desorientación y confusión es una sensación constante, que apenas desaparece al «final» de su viaje y se traslada a los lectores desde el primer momento. Los autores nos ponen al mismo nivel que a sus intercambiables protagonistas. Sabemos tanto (o tan poco) como ellos.

 

Cold War

 

Como apuesta narrativa puede ser interesante, ayuda a empatizar con los personajes y «sentir» la frustración y la satisfacción derivada del conocimiento de la misma forma que ellos. Pero cuando ni siquiera somos capaces de diferenciar a esos personajes, la confusión se vuelve realmente molesta. La caracterización no es el fuerte de Sherman que, salvo casos muy puntuales, es incapaz de concebir personajes diferenciados entre sí, dando como resultado que en muchos momentos no sepamos siquiera quién es quién. Un problema notable cuando la obra -siendo generosos- es parca en explicaciones y se lanza al caos de la batalla con lo puesto. Hay algunos flashbacks y apuntes del pasado de los protagonistas -en el que no faltan los maniqueismos- que nos señalan porque decidieron ser criogenizados, pero cuando somos incapaces de identificarlos unos de otros, ¿qué sentido tiene?

 

Más allá del disfrute que pueda tener la destrucción por la destrucción, pocos alicientes tiene la lectura de Cold War.

Acerca de Daniel Lobato

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El padre de todos, pero como a Odín, se me suben constantemente a las barbas. Periodista de vocación cinéfila empecé en deportes (que tiene mucho de película) y ahora dejo semillitas en distintos medios online hablando de cine y cómics. También foteo de cuando en cuando y preparo proyectos audiovisuales.

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