«Pero un futuro rey merece tener más que aliados«

Un año entero. Eso es lo que ha transcurrido entre el primer y el segundo volumen del integral de Saga que está publicando Planeta. Tanto tiempo ha pasado que un servidor ha necesitado volver a releer la historia desde su comienzo y hasta el momento en que se queda el tomo que nos ocupa hoy (que salió en diciembre, justo para la campaña de las Navidades). ¿Cosas de la pandemia? ¿De la planificación de la editorial? Quién sabe, pero el caso es que me ha venido bien y, además, no es que haya sufrido mucho regresando sobre una de las historias más chulas y bonitas sobre la paternidad / maternidad que haya podido leer, aderezada como está por tantos detalles loquísimos y por tal galería de personajes que no sólo irradian carisma, sino que recorren sus propios caminos, a veces de crecimiento y, en otras ocasiones, de autodestrucción.

Saga: Libro Dos cambia un tanto el tono con respecto a la primera entrega. Al contrario que la primera entrega, que comenzaba con Alana y Marko en plena huida y que les obligaba a mantener el ritmo de una manera casi despiadada, este segundo volumen comienza con Alana trabajando como una actriz enmascarada mientras que Marko (también de incógnito) trata de criar lo mejor que puede a una Hazel que cada vez crece más y que ya comienza a decir sus primeras palabras. Sin embargo, este tono sosegado pronto se va al traste cuando nuestros protagonistas comiencen a ser presas de sus propios pecados y estos, mezclados con una cruel coincidencia del destino, provoquen que se rompa la magia que habíamos venido disfrutando durante los últimos veintiún capítulos.

«No teníamos ni idea de dónde nos retenían, ni de cómo recobraríamos la libertad«

Lo que sigue a este punto de ruptura es puro drama y pura redención de unos personajes que crecen tanto en su funcionamiento conjunto como por separado. Se crean nuevas alianzas y se destruyen otras tantas a la par que vemos como nuestros protagonistas (sobre todo a través de sus retoños) van creciendo y aprendiendo más de la vida, de la paternidad, del amor y de la guerra. Se va construyendo, así, un segundo volumen que es tan absorbente (si no más) como el primero y que hace avanzar la trama en direcciones que nunca nos habríamos imaginado. Las amenazas a las que hacen frente nuestros héroes van mutando del mismo modo que va creciendo y menguando su extraño grupo y la manera en que unos aprenden de los otros. Todo con la certeza de que cualquiera de los personajes (salvo, quizás, uno) puede pasar en cualquier momento por el tajo de Brian K. Vaughan, lo que hace que nos mantengamos alerta por las cosas que puedan en cualquier instante pasar.

Saga: Libro Dos

Saga sigue, en este segundo tomo recopilatorio, siendo una fuente casi infinita de alegrías para el lector de cómics. La narración de Vaughan es maravillosa y hace que comencemos a amar a unos personajes ante los que terminamos por caer rendidos gracias al excelente trabajo artístico de Fiona Staples. Saga es precioso, es crudo, es dulce, es triste, divertido, caótico y siniestro. Es uno de esos cómics que están entre los diez o doce que deberías leer al menos una vez en la vida. Y Planeta los está reeditando francamente bien (aunque los casi cuarenta y tres euros de cada tomo nos puedan echar para atrás), con una encuadernación preciosa, un papel de gran calidad y unos extras que da gusto hojear.