«Me porté mal con ella y ahora está muerta«

Si el primer volumen de Saga girase en torno a un único concepto, ése sería el de la vida, el segundo volumen podríamos decir que gira en torno al perdón y éste tercero (que nos muestra a una Hazel ya a puntito de lanzarse a por la pubertad) se centra de una manera casi enfermiza en la muerte y en el adiós. Las más de cuatrocientas cincuenta páginas del volumen que pone ahora Planeta Cómic en nuestras estanterías son las más descarnadas (y ya es decir con una serie que pocas veces se ha ahorrado los detalles truculentos) que hemos visto hasta la fecha y uno termina de leer el Saga #54 que cierra este volumen con un nudo en el cerebro y otro en la garganta que sólo el mucho tiempo que queda hasta la próxima entrega de esta edición podrá deshacer. Pero así son las grandes historias, ese poder tienen sobre nosotros. Saga no sería tan fabuloso si no nos provocase carcajadas, llanto, ira y felicidad en cada uno de sus volúmenes.

Y es que este cómic es una montaña rusa de emociones. La historia que abarca es tan larga que sus personajes tienen tiempo de crecer y evolucionar como en pocas historias. Así, el héroe tiene tiempo para convertirse en el villano y viceversa. Y quien cayó en desgracia puede redimirse e, incluso, convertirse en un personaje completamente diferente al que era cuando se nos presentó por primera vez. Me recuerda, en cierta medida, a Los Pilares de la Tierra (Ken Follet, 1989) en su extensión, en el pormenorizado seguimiento de sus personajes y en su, ejem, alegría a la hora de mostrarnos lo sexual, lo macabro y lo escatológico. Pero, y es un gran pero, se diferencia de aquella en que, por deprimente que sea el final de tal o cual capítulo, hay un positivismo de fondo que nos hace abogar por la paz, por el perdón y por el amor a pesar de los pesares.

«Entonces, casi preferiría morir matando«

Y son unos cuantos pesares los que nos encontramos en esta entrega. Brian K. Vaughan no se corta y, quizás pensando que ya había presentado a demasiados protagonistas o quizás tratando de llevar a la trama hacia algún tipo de conclusión, realiza una limpia considerable en este número. Dejando su final (tras el cual se tomó un descanso de la obra de casi cuatro años) un escenario completamente nuevo y muy distinto a todo lo que hemos leído hasta la fecha en esta colección. También es cierto que Hazel se va haciendo mayor y su protagonismo a partir de ahora exige un mayor espacio para desarrollarse, a costa de quien tenga la desgracia de estar en el lugar y el momento menos indicados. Con todo, la apuesta de Vaughan y de Fiona Staples (que sigue soberbia en su apartado) es fuerte y uno no puede sino pensar que este hiato en la publicación de Saga responde a la necesidad del guionista de reestructurar su mente para una historia que debe a la fuerza evolucionar a partir de todas las semillas que ha ido dejando germinar a su paso.

Saga: Libro Tres

La edición de Planeta Cómic, aunque cara, es una maravilla. Saga es uno de esos cómics que uno quiere tener bien visibles en la estantería y las portadas y la edición de estos enormes tomos juegan muy a favor de esto. Además, cada volumen contiene una abultada sección de extras de esos que, oye, habrá quien no lea, pero que aportan un enorme valor adicional a la obra y recalcan su carácter ‘deluxe’ frente a las ediciones en grapa o tapa blanda.