Después de ese pequeño bache que supuso el tomo anterior, cuya trama no terminaba de avanzar en ninguna dirección no se presentaba más que como un impasse en la colección, retomamos la senda ascendente con el sexto volumen de la fantástica obra de Brian K. Vaughan y Fiona Staples que en España edita Planeta Cómic en formato cartoné.
Hay algunos cambios respecto al anterior tomo, como ya viene siendo habitual en la serie. El tiempo ha pasado y nuestros protagonistas, con Hazel a la cabeza, han crecido y evolucionado, enfrentándose a nuevos problemas. Con la pequeña recluida junto a su abuela en una suerte de centro de detención, Alana y Marko viajan por todo el universo en su busca para volver a reunir a la familia. Vaughan no se olvida tampoco del resto de su ecléctico reparto, con La Voluntad o el Príncipe Robot haciendo de las suyas.
«… cualquiera que piense que un libro contiene todas las respuestas es que no ha leído suficientes libros«
En este punto destaca el rol que toman aquí Upsher y Doff, los periodistas sensacionalistas que han puesto ya en algunos aprietos a nuestra familia protagonista. El escritor sabe dedicarle su tiempo a cada uno de sus personajes, de forma que aunque estén en posiciones secundarias, su desarrollo vaya a la par con la del núcleo duro de personajes, hay un verdadero equilibrio entre todos ellos, de forma que ninguno queda excesivamente desdibujado.
Las diferentes tramas siguen avanzando en paralelo, saltando de una a otra para que el interés de las mismas no decaiga y utilizando la voz en off de una Hazel adulta como narradora omnisciente de los hechos que van aconteciendo. Con los cambios introducidos en este volumen, los autores consiguen sortear la fatiga que parecía acompañar al tomo anterior y devuelven la frescura a las páginas de Saga, logrando, además, algunos momentos de auténtica emoción, de esos que dejan con el corazón en un puño. Si por algo destaca esta serie es por la dimensión humana de sus personajes y su capacidad de emocionarnos.
El artículo de José Torralba que nos lleva acompañando desde el primer volumen de la colección esta vez está dedicado a la labor gráfica de Fiona Staples, hecho muy de agradecer porque nos permite conocer la obra desde otra perspectiva. A los aspectos narrativos y anecdóticos de su trabajo junto a Vaughan, se añaden anotaciones más técnicas sobre el proceso de trabajo de la artista. Información que nunca sobra y que a muchos lectores les será de gran interés.
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