Invencible #1

Invencible #1: Falsos ídolos

Invencible #1«Creemos que eres lo bastante mayor para que te diga de dónde vengo realmente«

 

Vivimos una época complicada y confusa. Nos hemos tirado confinados meses, luego nos dejaron salir a la calle para ‘salvar el turismo’ y, luego, de vuelta a casa. Confinados excepto cuando tocaba trabajar. Entre medias, familiares y conocidos nuestros han ido contrayendo una enfermedad que, aunque leve en una gran parte de los casos, se ha cobrado una cantidad de vidas tan considerable como que todos hemos terminado conociendo aquí y allá a alguna de sus víctimas. Además, un parón tan fuerte de la economía como el del año pasado (sumado a una crisis que ya estaba en ciernes antes de que la covid nos jod*era la vida) se está viendo traducido en cientos de miles de personas que han perdido su trabajo y, con ello, sus medios para subsistir. A la crisis sanitaria ahora le seguirá una económica no menos virulenta ni trágica.

 

En unas circunstancias como las actuales es normal que uno busque héroes que lo salven. Por supuesto que todos nos esforzamos por tirar de nuestros respectivos carros, pero las fuerzas a veces nos abandonan y en esos momentos no es raro mirar al cielo esperando que baje de él algo o alguien que nos ayude a seguir adelante, que nos devuelva la esperanza, la libertad o el optimismo. El problema es que los héroes nunca vienen del cielo. Los héroes suelen ser personas como nosotros, tan agotadas como nosotros y tan apresadas por esta realidad asfixiante como nosotros. Pero nosotros nos empeñamos en mirar al cielo. Y cuando desde el cielo no viene nadie nos frustramos. Y bajamos un poquito la mirada. Y allí están los que, encaramados sobre nuestros hombros, dicen estar más cerca de las alturas.

 

Y en ellos depositamos nuestra fe. En personas que son como nosotros, pero que no son héroes, sino que son a quienes nosotros hemos designado como tales por el único mérito de haber sabido mantenerse apoyados sobre nuestras espaldas y nuestros problemas. Y nos hemos cegado tanto en creer que la solución está entre ellos que casi la única posibilidad de que hagamos caso a un héroe de verdad es que éste se críe a la sombra de nuestros falsos ídolos y les termine por derribar en un acto de rebeldía.

 

«Puede que hayas pillado a los demás por sorpresa, pero conmigo no será tan fácil…«

 

Dejo lo anterior escrito para que el que quiera entender que entienda, pero no es gratuito. Invencible, de Robert Kirkman, nos habla exactamente de todo esto. Nos presenta a una humanidad aborregada, entregada a la protección de sus héroes y desvalida cuando estos demuestran tener los pies de barro y una ambición más allá de la del simple reconocimiento de sus heroicidades. La serie, que ahora reedita ECC en tapa dura y en doce tomos (a treinta y tres eurillos cada uno, así que calculad), nos presenta un mundo en el que una suerte de Liga de la Justicia opera, pero que vive a la sombra de Omni-Man, una versión bigotuda de Superman casado y con un hijo que suspira por heredar sus poderes, convencido y criado en las heroicidades de su padre. ¿Qué ocurre cuando las máscaras se caen y el hijo ha de elegir entre la fidelidad a lo que conoce y la justicia en la que siempre ha creído? Para ello deberéis leer un cómic, que ya os adelanto que es apasionante y que juega mucho con nuestras ilusiones y esperanzas, para luego bajarlas al terreno de lo humanamente mundano.

 

Invencible #1

Invencible #1

 

Este primer tomo sale a la venta justo cuando Prime Video estrena la primera temporada de la serie de animación que ha producido en colaboración con el autor y que cuenta, de momento, con ocho capítulos de 40-50 minutos en un estilo que recuerda vagamente al del Batman de Paul Dini y Bruce Timm, pero que también peca ligeramente de la época de la animación flash. El cómic, al contrario que la serie animada, juega mucho más con como percibimos a sus personajes, con su normalidad y su día a día, y esto hace que leerlo antes de ver lo que ha producido Amazon sea sumamente interesante. Porque la adaptación es buena, pero pierde juegos y chistes hacia el lector que sí están en el tebeo en favor de condensar la trama y hacer que la misma sea intrigante desde su inicio y hasta su final.

Acerca de RJ Prous

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En la soledad de mi beca Séneca en Zaragoza aprendí a amar el cine mierder. Volví a Madrid para deambular por millones de salas y pases de películas para finalmente acabar trabajando con aviones. Amante del cine y de sus butacas, también leo muchos cómics y, a veces, hasta sé de lo que hablo.

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