¡Ay, qué bonito es todo! ¿Se puede ser más adorable? No me extraña que Sexy Cosplay Doll se haya situado ya en la lista de los 10 mangas más vendidos en Japón en lo que llevamos de año (según Oricon, la principal empresa japonesa de recopilación de datos de ventas). Leer la comedia romántica protagonizada por Marin Kitagawa y Wakana Gojô es inyectarse azúcar en vena.
«Esto es completamente distinto a ver el paisaje en una foto«
En esta tercera entrega las cosas se complican más para nuestra pareja protagonista, que siguen dando pequeñísimos pasitos (pero pasos al fin y al cabo) en ese romance que todos queremos que brote. En el volumen anterior conocíamos, a modo de cliffhanger, a una misteriosa chica que no parecía albergar muy buenos sentimientos respecto a Marin. ¿Celos entre cosplayers? La respuesta y la identidad de la chica se resuelven en este tomo, que tiene por misión principal la de ampliar el reparto de la serie.
Gojô y Marin siguen siendo los protagonistas, pero Shinichi Fukuda ha decidido introducir a nuevos personajes que eviten el riesgo de que la serie se enquiste prematuramente, además de abrirle la posibilidad de explorar diferentes matices y situaciones para nuestros protagonistas. Pensemos en Gojô, por ejemplo. ¿La influencia de Marin le habrá servido para romper el cascarón y saber relacionarse con otras personas? Este es uno de los aspectos más atractivos del manga, a cada tomo los personajes crecen y evolucionan a la par que la propia historia.
Ello, como siempre, a través de un tono ligero, muy adorable y divertido. Sin perder tampoco de vista su carácter divulgativo respecto al mundo del cosplay, del que aprendemos al mismo tiempo que Marin y Gojô. De la lectura de este tercer tomo salimos con dos enseñanzas: 1) cómo no preparar un omurice y 2) los conceptos básicos para iniciarse en la fotografía. Sexy Cosplay Doll sigue haciendo gala de una honestidad y cariño enormes respecto a lo que cuenta.
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