Los expertos en literatura, escritura de guiones e incluso aquellos cinéfilos devoradores de historias, saben lo importante que resultar disponer de un villano atractivo. Se dice que cuanto más fuerza y presencia tenga el villano en la trama, más interesante será el argumento.
La película comienza con dos bebés extraterrestres (llamados Metro Man y Megamind) que llegan al planeta Tierra, en concreto a Metro City. Durante sus años de enseñanza infantil coinciden en clase. Entonces será cuando descubran sus respectivas habilidades. Metro Man ha nacido para ser un triunfador gracias a su extraordinario poder mientras que lo único que Megamind sabe hacer bien es el mal. Ambos deciden llevar sus respectivos dones a lo profesional y pronto se convertirán en el héroe y el villano de la ciudad.
Los encuentros entre los dos serán habituales en la ciudad y documentados por la reportera televisiva Roxanne (típica damisela en apuros) y su compañero, un reportero/cámara de televisión. Contra todo pronóstico, uno de los mezquinos planes de Megamind tendrá éxito y cambiará la vida de todos los ciudadanos de Metro City.
Este último producto de la factoría Dreamworks ha sido dirigido por Tom McGrath (el mismo que nos amenizó con Madagascar y su secuela) y cuenta con la colaboración de talentos tan dispares como Ben Stiller, Justin Theroux y Guillermo del Toro.
A pesar del trabajo de estos profesionales, la película sigue en la línea de las anteriores apuestas animadas del estudio. Abundan las referencias y alusiones a la cultura de nuestros días (algunos gags estan muy elaborados, otros plantean la cuestión de qué será de ellos cuando pasen de moda) y toma prestados elementos de productos anteriores como la tediosa Los Increíbles o la reciente Gru, mi villano favorito.
Aun así resulta una propuesta amable y divertida, con una sorprendente animación (los colores y texturas son de una viveza sensacional), un doblaje espectacular (repartazo en versión original con Will Ferrell y Brad Pitt en los papeles principales) y una selección de buenas canciones (¿alguien más con reminiscencias de Terminator 2 cuando escucha Bad to the Bone?).
No será un referente dentro de la animación pero destaca por su planteamiento original que acaba desarrollando una propuesta divertida y llena de mensaje. Un último consejo, huyan del 3D, es innecesaria la conversión. Recomendada para espectadores con ganas de pasar un buen rato.
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