La bruma

La bruma: Apocalispis silencioso

Protagonizada por los guapérrimos Olga Kurylenko y Romain Duris, La bruma es un interesante e inusual thriller apocalíptico francés centrado en al odisea de unos padres por salvar a su hija de un fatal destino. Inusual porque en la cinematografía gala no suelen darse este tipo de proyectos sobre catástrofes, a pesar de que cultivan como pocos el cine de género. Interesante porque aborda la catástrofe desde una persectiva íntima y atmosférica.

 

La bruma

 

Así, coincidiendo con la noticia de un terremoto acaecido en la zona de Europa del norte, del subsuelo parisino surge una virulenta niebla que rápidamente cubre toda la ciudad. La única salida es llegar a los pisos más altos de los edificios. Como es de suponer, esta se revela como una solución caduca y antes o después los sufridos protagonistas tendrán que adentrarse en la espesa bruma.

 

Con esta premisa es inevitable pensar en La Niebla de Frank Darabont (2007), ¡o en la de Carpenter (1980)!; aunque tanto el tono escogido como su carácter metafórico la emparentan con títulos como Los últimos días (2013) o Melanie, the Girl with All the Gifts (2016), que condenaban a las generaciones actuales, pero abrían la posibilidad de un reinicio para las futuras. En este sentido la película puede leerse como una alegoría de los peligros de la polución en las grandes ciudades; un aspecto que se ve reforzado ante la ausencia de una explicación clara acerca de la naturaleza de la amenaza y sus consecuencias (todo lo que descubren tanto los personajes como el público es fruto de la deducción y la propia experiencia).

 

La bruma

 

De la misma manera es como llega la (escasísima) información acerca del estado general del país. Los protagonistas viven la situación totalmente aislados, lo que genera una mayor angustia y sensación de peligro. Daniel Roby, el director trabaja la propuesta desde una escala familiar, humanizando al máximo el terror y la incertidumbre apocalíptica. Todo transcurre de forma íntima, silenciosa; los protagonistas solo se tienen los unos a los otros, la ayuda ni está, ni se la espera.

 

A nivel general la propuesta es muy disfrutable. Roby construye algunas escenas muy potentes (destaca por ejemplo la que lleva a Duris y Kurylenko al borde del río Sena) y la pareja protagonista destila una excelente química, imprescindible para llevar el peso de la historia. Sin embargo, por momentos la película se muestra falta de profundidad (disfrazada con un ritmo muy ágil), no arriesga en sus planteamientos y cae en algunas incongruencias, forzando la verosimilitud a favor del avance de la trama y los golpes de efecto del guion. Nos encontramos, pues, ante un título muy efectivo que no sabe aprovechar el potencial que atesora.

Acerca de Daniel Lobato

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El padre de todos, pero como a Odín, se me suben constantemente a las barbas. Periodista de vocación cinéfila empecé en deportes (que tiene mucho de película) y ahora dejo semillitas en distintos medios online hablando de cine y cómics. También foteo de cuando en cuando y preparo proyectos audiovisuales.

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