Pongamos las cartas sobre la mesa. Momentum no es un thriller que se vaya a quedar en nuestro imaginario durante mucho tiempo. Ni tiene una apuesta rompedora ni busca explorar caminos poco transitados por el cine de acción. Al contrario, ahonda mucho en los lugares comunes del género, todo resulta demasiado familiar. Pero lo que nadie podrá quitarle que se trata de una propuesta de lo más entretenida, con acción a raudales en sus apenas 90 minutos de metraje.
El ya veterano operador de cámara Stephen Campanelli debuta en el largo con una película que juega en la liga de títulos como 3 días para matar o La conspiración de noviembre (donde también encontramos a Olga Kurylenko), producciones de discreto presupuesto, de unos planteamientos que pueden llegar a resultar un tanto inverosímiles, pero sin mayores pretensiones que las de procurar unos momentos de evasión para su público.
Si bien Momentum muestra cierta torpeza a la hora de aprovechar algunos de los recursos de los que dispone -sirva de ejemplo la pobre utilización del lugar de rodaje, Ciudad del Cabo- tiene también grandes aciertos. El más importante es, sin duda, su protagonista: Olga Kurylenko.
La actriz ucraniana configura un papel que nada tiene que envidiar a sus partenaires masculinos y reivindica (como antes hicieran actrices como Gina Carano, Angelina Jolie, Scarlett Johansson, Kate Beckinsale, Emily Blunt…) un papel más activo -y protagonista- de las mujeres en el cine de acción. Kurylenko construye un personaje que funciona en el registro que exige la película. Su personaje resulta carismático y tiene una presentación formidable (quizás de las escenas mejor logradas de toda la cinta).
Ya está bien que se haga de menos a las féminas en este tipo de roles. Está muy bien que haya directores y productores que se lancen a hacer este tipo de películas contando con mujeres protagonistas, pero si nosotros, como público, no las demandamos más ni -sobre todo- buscamos referentes femeninos entre nuestros héroes favoritos o nuestros modelos a seguir, continuaremos alabando la excepción y la igualdad se mantendrá como una quimera.
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