Batman: Arkham City

Batman. Arkham City: ¿Y qué pasó?

Batman: Arkham City«Arkham asegurado, Gotham salvada y el resto de toda esa mierda reconfortante«

 

Lo pone en la parte de arriba de la portada, pre-cue-la, a quien soñara con encontrar aquí una versión en cómic del maravilloso juego que llevó al Arkham Asylum a un nuevo nivel de realismo y perfección se le caen las esperanzas cuando las primeras viñetas nos muestran la batalla final entre Batman y el drogado Joker de la primera entrega de los juegos de Rocksteady. Sin embargo, Arkham City tiene, como también ocurriera con la precuela del Arkham Knight que reseñamos por aquí hace algún tiempo, un interés que puede atraer tanto a los adictos a este juego como a quienes buscan aproximarse a él por vez primera.

 

Y es que todo lo que DC está haciendo horriblemente mal en su día a día como editorial, lo está clavando cuando se pone a aunar los mundos del cómic y el videojuego. Su adaptación a los tebeos del Injustice: Gods Among Us es una jo**da maravilla sin ir más lejos y las diferentes precuelas y spin-offs de la saga del Caballero Oscuro están perfectamente construidos para complementar las historias que se cuentan en la pantalla sin obstaculizarlas ni desvelar ningún gran secreto.

 

«Gracias por el viaje Selina«

 

Tenía especial interés por leer este álbum en particular teniendo en cuenta quien firmaba los guiones y el resultado, pese a quedar un tanto desdibujado (¿fruto de la colaboración entre Paul Dini y Derek Fridolfs?), sigue siendo una pequeña maravilla que contiene la esencia de las aventuras clásicas de Batman, pero aderezadas con el halo de modernidad que ahora prácticamente se le exige al héroe enmascarado. Los guionistas nos presentan a una ciudad consumida por el temor a que se repitan los sucesos de la noche del motín en el psiquiátrico, que se entrega alegremente a los planes de un lunático egocéntrico y con un terrible intelecto.

 

Batman: Arkham City

Batman: Arkham City

 

Batman: Arkham City responde a dos grandes preguntas que nos planteamos muchos de los que jugamos en su momento al juego. La primera de ellas parte de lo que os estaba comentando: ¿por qué alguien pensó que cerrar media ciudad y convertirla en el patio de recreos de todos los perturbados de Gotham iba a ser una buena idea? Dini y Fridolfs nos ponen en la piel de Hugo Strange para profundizar en sus oscuros planes y en su obsesión por destruir no sólo a Batman, sino a todos sus aliados y enemigos en pos de convertirse en el único y verdadero salvador de la ciudad y sus gentes. La segunda, más sencilla, pasaba por mostrarnos cómo acaba cada uno de los principales enemigos del hombre murciélago asentándose en la desquiciada ciudad amurallada. Los autores nos muestran a un Joker encantado con la idea, al Pingüino tratando de sacar tajada, a Dos Caras siendo atrapado… y les bastan unas pocas viñetas para cada uno de ellos.

 

«Sus delirios de grandeza no les conducirán a nada«

 

ECC completa esta edición con los cinco webcómics que Warner comercializó junto con el juego y que nos cuentan algunos detalles que se nos podrían haber pasado por alto (como el por qué de la presencia de Bane en la penitenciaría). Estas breves historias, mucho más cercanas al estilo que Dini imprimió en su etapa al frente de Detective Comics, personalmente me gustan mucho más que la historia principal de esta precuela, aunque sean increíblemente cortas y sirvan para ceder los pinceles a toda una caterva de dibujantes que van desde el reconocido Dustin Nguyen hasta el ganador de un Eisner Ted Naifeh.

 

Batman: Arkham City

Batman: Arkham City

 

También podemos contemplar al final de este álbum una galería de bocetos tanto para los personajes del cómic como para los que se usarían finalmente el el juego. No sé a vosotros, pero a mí me han entrado unas ganas locas de volver a patearme las peligrosas calles de Gotham con la incansable compañía en el comunicador de mi oído del viejo y leal Alfred Pennyworth.

Acerca de RJ Prous

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En la soledad de mi beca Séneca en Zaragoza aprendí a amar el cine mierder. Volví a Madrid para deambular por millones de salas y pases de películas para finalmente acabar trabajando con aviones. Amante del cine y de sus butacas, también leo muchos cómics y, a veces, hasta sé de lo que hablo.

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