«Por fin he matado a Batman«

Tengo una relación complicada con Grant Morrison (igual debería actualizar con estro mi perfil de Facebook). Hay casi tantas obras suyas que admiro como las que aborrezco. Incluso en esta misma etapa, que ahora ECC recopila en formato Batman Saga, hay partes que me alucinan y otras que me dejan frío como un témpano. Es así y no puedo remediarlo. Por eso, cada vez que abro uno de sus cómics, lo hago con el temor y la indecisión sobre si ésta será una de las ocasiones en las que me rindo ante su genio o, por el contrario, volveré a renegar de sus chorradas.

A su favor juega esta vez que Batman e Hijo, la presentación en sociedad de Damian Wayne, es una aventura ampliamente reconocida, hasta el punto de que el retoño de Bruce y Talia Al Ghul ha evolucionado más allá de las páginas de este cómic para convertirse en el protagonista de sus propias cabeceras, líder de los Teen Titans (y uno de los personajes del mundo del cómic que, junto a Cíclope, a los que más manía les tengo). Pero la forma en que Morrison cuenta sus historias, su concepto de la estructura narrativa (o la ausencia de la misma), siempre me deja algo descolocado y me impide disfrutar al cien por cien de su obra.

«Por encima de mí, el sonido de Biblias de piel al abrirse y cerrarse«

No es este el caso. Pese a que el guionista hace un par de requiebros (sobre todo al principio de la historia) y a que la decisión de DC/ECC de incluir parte de las historias que ya se contaron en la serie 52 como parte introductoria de este volumen (por otra parte necesarias para entender de dónde venimos) puede descolocar un poco, lo cierto es que Grant entra en esta ocasión rápido en materia y nos muestra a un Batman que regresa del retiro autoimpuesto al finalizar los sucesos de Crisis Infinita tan motivado y en forma que en pocos meses acaba con todas las grandes amenazas de Gotham, desde el Joker y hasta cualquiera otro de sus coloridos villanos de siempre. Es en este momento de relativa calma cuando la hija de R’as hace acto de presencia, se hace rodear de un ejército de Manbats ninja y le planta (en plan custodia compartida) al hijo de ambos para que lo eduque… o muera en el intento.

Batman e Hijo #1

Este primer volumen no es más que un aperitivo para todo lo que tendrá que venir a continuación entre los personajes de Bruce y Damian Wayne. Morrison decidió cocinar a fuego muy lento la revelación acerca e la paternidad del murciélago y es por ello que este primer volumen viene aderezado de un buen montón de otras historias que contribuyen a enriquecer el universo gothamita de esta etapa editorial y que permiten que cada una de las noticias que iban llegando acerca de sus principales protagonistas se fueran digiriendo poco a poco. Me llama la atención especialmente la que sale de las páginas del Batman #663 norteamericano (el volumen cierra con un ‘visionario’ Batman #666), un número en el que el guionista prescinde de la viñeta y nos muestra sus habilidades como escritor con un relato en el que se revela como un poderoso cuentacuentos de muy barroca narrativa, rica en detalles y descripciones que nos sumergen en la oscura, sucia y húmeda Gotham. El capítulo que le concede al Joker es una obra de arte del terror y nos demuestra que, pese a que no siempre sea mi autor favorito, no se le puede negar que es un genio.

Pese a ser consecuencia directa de Crisis Infinita y 52, Batman e Hijo se lee perfectamente desde su independencia (aunque os recomiendo encarecidamente que leáis las otras dos obras, también en ECC) y nos ayuda a comprender de dónde viene el Batman que hoy en día escribe Tom King y, sobre todo, cómo se introduce en su mundo el cada vez más relevante hijo que tuvo con la hija de uno de sus mayores enemigos.