ECC entra en el mundo del manga con el estupendo shonen de Hiroshi Takahashi.
«¡Me gusta ser un cuervo!«
ECC nunca se ha cerrado a un solo tipo de cómic. DC fue su puerta de entrada en este mundo editorial tan variado y, una vez asentados tanto aquí como en América Latina, El Catálogo del Cómic se ha lanzado a por mercados tan diversos como el de la novela (con propuestas bastante arriesgadas en este sentido) o el del manga, que vemos plasmado en la publicación de este primer tomo de Crows por primera vez en nuestro país.
Crows se publicó originalmente en la década de los 90 (1990-1998) y dispuso de 26 tomos recopilatorios que vendieron la friolera de 32 millones de copias, así que podríamos decir que ECC apuesta sobre seguro con este manga que, además, ha sido llevado al cine en dos ocasiones (2007 y 2009) por nada menos que Takashi Miike (Ichi the Killer, 13 Asesinos) y que volverá a la gran pantalla este mismo año en Japón. Su autor, Hiroshi Takahashi, también ha publicado hasta hace bien poco el manga Worst (de temática similar y ambientado en el mismo universo) con bastante éxito de ventas. La temática de este shonen (manga para chicos adolescentes) redunda en las de su género (peleas, amistad, un objetivo…), pero se aleja del cierto edulcoramiento que viven muchas de ellas actualmente para presentarnos un protagonista gamberro, sin futuro y cuyo único objetivo es convertirse en el tipo más chungo de un colegio habitado por los desechos de la sociedad.
«¡¿Es que te burlas de mí escoria?!«
El manga sigue las visicitudes de Harumichi Bouya, un nuevo estudiante del instituto «de integración» Suzuran, que busca camorra y hacerse un hueco en la rígida jerarquía de los matones tras haber sido expulsado y dado por imposible en una infinidad de colegios a lo largo y ancho del país. Bouya es peleón, le pirran las chicas y (para no faltar a las costumbres de estos mangas) probablemente sea de buen comer, pero se le adivina en el fondo un buen corazón que le llevará a contar con un buen número de aliados en su escalada a la cima de la pirámide de poder del Suzuran.
Quienes os acerquéis a este primer tomo de Crows haréis bien en no esperaros nada profundo ni dramático y sí ingentes cantidades de acción y humor. Takahashi nos ofrece a un protagonista sobre cuyo pasado no sabemos nada (otra de las constantes del género) y que, tras el barniz de jocoso y pendenciero, con bastante probabilidad nos ofrecerá una imagen mucho más profunda e interesante. Crows no busca (o buscó) romper moldes en el shonen, pero igualmente es un manga disfrutable de la primera a la última página y el hecho de que ya esté finalizado en Japón es un aliciente para aquellos que no queráis comenzar a comprar una colección que se pudiera alargar hasta el infinito y más allá.
El dibujo también os recordará a muchas otras obras. Y es que en Crows no hay nada nuevo bajo el sol, pero es precisamente eso lo que puede resultar más atractivo de su planteamiento: un manga sin complicaciones que se puede seguir sin dificultad y que, a buen seguro, os va a arrancar más de una carcajada.
Yo, al menos, me he enganchado y pienso ir corriendo a por el segundo tomo.
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