«En el infierno hay poder verdadero«
Tercer y último tomo de la brevísima incursión de James Tynion IV y Ming Doyle en el siempre agitado mundo del mago más cabrón y desalmado del universo DC. Pronto (bueno, ya me entendéis, cuando a ECC le de tiempo a recopilar los capítulos suficientes para un tomo, que en agosto salió el primero en Estados Unidos) llegará una nueva etapa para Constantine con motivo de Renacimiento, pero estos dos guionistas ya no estarán ahí, como tampoco estarán Riley Rossmo y su delicada y amable visión del prestidigitador. En cambio, tendremos al británico Simon Oliver (Los Exterminadores: Una Vida Bicha) tras los guiones y a Moritat (Heavy Metal, Transmetropolitan) poniendo en el rubiales un aspecto bastante más descuidado y llamativo que el actual.
Una cosa que hará, al parecer, esta nueva pareja creativa será llevarse a Constantine de vuelta a la Gran Bretaña que ha sido testigo de sus más impactantes aventuras. Así que a Tynion y Doyle les toca despedir al mago de Nueva York de la mejor manera posible. ¿Y qué mejor manera que llevándolo de la Gran Manzana a San Francisco pasando por el infierno? Como ya dije, el tomo anterior fue uno de historias intermedias entre el primer arco argumental y el segundo (y último), que ocupa el presente volumen. Ya en las últimas páginas de Constantine: Hellblazer #2 veíamos como nuestro protagonista y su inesperado aliado caían en las garras del brutal demonio Nerón cuando trataban de recuperar la sala de fiestas para criaturas mágicas que éste último había arrebatado a su legítimo dueño.
«Entonces quizá me coma su piel«
Doyle y Tynion crean una historia muy divertida como broche de despedida a su fugaz colección (apenas trece números norteamericanos). En ella Constantine ha de recurrir a su amplio repertorio de traiciones y momentos de auto-desprecio para tratar de revertir una situación que poco a poco se va descontrolando más y más hasta que su sola presencia no baste y los guionistas deban traer de vuelta a estas páginas a La Cosa del Pantano, Deadman e, incluso, Zatanna (toda una pena a este respecto que no se atrevan ambos a sacarle ni el más mínimo resquicio de punta al pasado de ambos personajes en la Liga de la Justicia Oscura) para poner algo de orden en la orgía de depravación moral en que se convierte la ciudad más famosa de Estados Unidos.
ECC ha publicado en noviembre el último número de una etapa que quizás pase algo desapercibida a ojos de la Historia, pero que ha contenido algunos elementos la mar de sugerentes para acompañar al mago menos confiable del mundo de los cómics. Esa relación desesperada por la normalidad con Oliver, la pérdida de los fantasmas de sus fracasos pasados, la larga cadena de favores que ha quedado a deber y que, quizás, algún autor recuerde en el futuro… Puede que la Liga de la Justicia Oscura aún no se haya ganado un hueco en el universo DC post-Renacimiento, pero Hellblazer es y será siempre uno de los pocos valores seguros de la ahora extinta Vertigo.
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