Marshal Law

Marshal Law: La capa no hace al héroe

Marshal Law«Soy un cazador de héroes. Cazo héroes. Aún no he encontrado a ninguno«

 

ECC reedita en España y bajo el sello de DC Black Label Marshal Law, fabulosa obra del underground británico escrita por Pat Mills (Juez Dredd) y dibujada por Kevin O’Neill (La Liga de los Hombres Extraordinarios), en un integral enorme (casi quinientas páginas) sin más extras que un interesantísimo epílogo de su guionista. No hace falta más. Este tomo se disfruta de la primera a la última página, aunque requiere de un buen número de descansos intermedios para que nuestro cerebro se recupere de los excesos de información y del salvajismo de las viñetas que pueblan una de las críticas más ácidas y brutales al mundo de las capas y las mallas ajustadas.

 

Marshal Law nos lleva a una San Francisco del futuro en la que un enorme terremoto (el Grande) dividió a la ciudad en dos. Sólo una de las mitades fue reconstruida (a ver si adivináis cuál) y al conjunto se le conoce ahora como San Futuro. En esta ciudad ‘de contrastes’ habita un número creciente de hombres y mujeres con poderes, tanto de nacimiento como creados por medio de una ciencia médica que ha dejado muy atrás viejos tabúes como los de la moral o la ética. Curiosamente, en un mundo donde cientos de personas se hacen llamar superhéroes, los actos altruistas brillan por su ausencia y con lo que nos encontramos es con un enorme monumento al hedonismo salpicado aquí y allá por enormes manchas de miseria.

 

«¿Cuánto coraje se necesita para volar por el aire? ¿Cuánta nobleza para usar tus superpoderes contra la gente normal?«

 

En este escenario Marshal Law (una suerte de policía mejorado que actúa como héroe a sueldo) patrulla las calles de la ciudad vieja de San Futuro, tratando de evitar que los constantes actos de violencia se conviertan en batallas campales e investigando casos que destapan los pies de barro de los mayores héroes de la ciudad, sus debilidades y sus vicios más ocultos y vergonzantes. Mills y O’Neill hallan un verdadero deleite en descubrir estos detalles, que vienen a contarnos que los héroes que hemos conocido durante toda nuestra vida (no sólo Batman, Superman o la Capitana Marvel) son tan humanos como tú y como yo. Y que como tú y como yo, cometen errores, sacrifican sus principios con mayor o menor facilidad y son capaces de caer muy bajo. En el epílogo del que os hablaba antes, el guionista explica que está cansado de ver como las sociedades se dedican a crear héroes para luego destapar sus miserias y verles caer. Nos dice que los verdaderos héroes son anónimos, como Marshal Law, y que también cometen errores, pero son muy conscientes de ello.

 

Marshal Law

Marshal Law

 

Yo no estoy completamente de acuerdo. Las sociedades crean a sus propios héroes, sí. Y el mundo moderno disfruta sobremanera viendo caer a los héroes de nuestros padres (y en ocasiones a los héroes de nuevo cuño también). Pero me parece que el verdadero problema de todo esto viene de imbuir a estas personas de un halo de incorruptibilidad cuando son tan humanos como cualquiera de sus semejantes. Maradona (por poneros un ejemplo cercano) fue encumbrado como uno de los mayores héroes de Argentina. Luego bajó a los infiernos de las drogas, el maltrato y un largo etcétera y actualmente, tras su muerte, las opiniones se dividen entre quienes tratan de negar esa parte corrupta y quienes no son capaces de ver otra cosa que su oscuridad. Lo cierto es que este señor fue un extraordinario futbolista y un terrible ser humano. Y ambas cosas van de la mano. Se puede admirar una de las partes sin olvidarnos de la otra.

 

Volviendo al cómic, lo que más me ha llamado la atención de Marshal Law, lo que más me ha impresionado, ha sido lo extrapolable de su historia al momento actual en el que vive inmersa la humanidad. Los habitantes de San Futuro viven con completa normalidad en un mundo en el que hay gente capaz de volar y realizar cualquier clase de proeza, pero en el que hay caos y muerte en las calles día sí y día también. Y depravación, ruindad, corrupción y una total y fría falta de ética y empatía. Los ciudadanos de a pie de esta distopía han normalizado el caos y la muerte hasta tal punto que ya no son noticia. Un poco como en la Tierra de 2020, en la que hemos aprendido a que nos parezca normal que cada día estén muriendo miles de personas de una enfermedad y en la que asistimos sin levantar una ceja a peleas en el barro de una clase política que bien merecería ser deportada a la Luna. Leer Marshal Law es, a veces, como contemplarse en un espejo que te devuelve un reflejo muy desagradable de ti mismo. Y por eso es, precisamente, tan recomendable su lectura.

Acerca de RJ Prous

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En la soledad de mi beca Séneca en Zaragoza aprendí a amar el cine mierder. Volví a Madrid para deambular por millones de salas y pases de películas para finalmente acabar trabajando con aviones. Amante del cine y de sus butacas, también leo muchos cómics y, a veces, hasta sé de lo que hablo.

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