La etapa de John Byrne al frente del hombre de acero está llegando a su irremediable final, o lo que es lo mismo, la calidad de la colección empieza a flaquear de forma evidente. Aún así, y siendo justos, este Byrne más cansado sigue dejando algunas muestras de su inconfundible talento.
Quizás la sensación de agotamiento se acentúe con tomoso como el octavo, centrado en dos miniseries: El mundo de Smallville y El mundo de Metrópolis (completando el tríptico iniciado con la original El mundo de Krypton) que pretenden ahondar en el entorno de Clark Kent, en sus allegados y en los personajes secundarios de la colección. Las intenciones del autor son loables en este sentido, pero las historias que plantea resultan terriblemente anodinas. Además, como no tienen una relación de continuidad directa con las tramas abiertas en las cabeceras principales que guioniza el propio Byrne, la tentación de abandonar la lectura (o de ir pasando las páginas para ver los “dibujitos” sin prestar atención al relato) se vuelve muy poderosa.
El mundo de Smallville centra su atención en los padres adoptivos de Clark y luego en Lana Lang (quien aún vive traumatizada por los sucesos acaecidos en Millennium, reconvertida en amiga y confidente del superhéroe. Mientras, El mundo de Metrópolis pone su vista en algunos de los miembros de la redacción del Daily Planet: Perry White, Lois Lane, Jimmy Olsen y el propio Clark Kent. Esta miniserie dedica cada episodio a cada uno de los personajes, profundizando así en la mitología de Superman. Una intención a tener en cuenta (de hecho, la llegada de Byrne a la colección tenía la misión de reconfigurar todo el entorno del personaje), pero que no aportan gran cosa al lector. De todas, quizás la más interesante sea dedicada a una Lois lane adolescente ya con el objetivo entre ceja y ceja de triunfar en el Planet.
En el volumen 9 de la colección retomamos la historia principal y nuevamente, como viene siendo habitual desde bien entrada la serie, John Byrne se dedica casi en exclusiva a los guiones, dejando la labor de dibujante a otros artistas. Una decisión que si bien es entendible por la carga de trabajo (prácticamente llevaba la franquicia él solo), pero que diluye las buenas sensaciones de la obra en sus primeras entregas cuando era autor completo. Aquí esa cualidad queda relegada a un par de historias (a la postre las más interesantes del tomo).
Este libro recoge el número 600 de Superman, además de un especial por el cumplimiento del 50 aniversario del personaje. Y aquí Byrne nos ofrece una de cal y una de arena. En la parte positiva nos encontramos precisamente con aquellas historias guionizadas e ilustradas por el propio autor, como son el encuentro con Silver Banshee o la resolución de la trama con Wonder Woman que ha venido desarrollando en su segundo plano a lo largo de varios números. El guionista combina bien la acción (se enfrentan nada menos que a Darkseid) con ciertas reflexiones acerca de su relación. Mientras, en el lado negativo, tenemos la irrelevante vuelta del hijo pródigo a Krypton. Muy bien ilustrada, eso sí, pero que después de aquella interesantísima miniserie –El mundo de Krypton–, este nuevo acercamiento se percibe un tanto intrascendente.
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