«Como si fuera una criatura extraña, tan amenazante como el tanque que casi la mata«
Deslumbrante. Así es como lucía la portada de este tercer tomo de la recopilación de las colaboraciones entre Paul Dini y Alex Ross cuando lo sacamos de la caja del pedido a ECC en la redacción de La Noche Americana. Entre todas las oscuras portadas de Batman, de los terroríficos tomos de Junji Ito y los azules y rojos apagados de las últimas etapas de Superman antes del Renacimiento, Wonder Woman: El Espíritu de la Verdad luce como una estrella solitaria flotando en medio de un universo oscuro y pesimista. Parece como si, desde la misma portada, sus autores quieran desligarse del espíritu actual del cómic norteamericano para fundirse en un cariñoso abrazo con el optimismo y la grandilocuencia de los cómics de antaño, en los que los héroes eran héroes y los villanos, villanos. Sin sombras ni apartados oscuros en los que refugiarse para sorprender al lector.
Creo que ya lo mencioné hace unos meses con ocasión de la reseña de Batman: Guerra contra el Crimen, pero más allá de tramas e historias, estos tomos valen su peso en oro por la belleza casi alienígena de cada una de sus páginas y lo bien que combinan la fantasía de Dini con el arte realista y sobrecogedor de Ross. ECC ha puesto en nuestras tiendas cuatro auténticas obras de arte que dignifican el mundo del cómic y ponen de manifiesto el poder y las virtudes de los más grandes héroes de DC. El Espíritu de la Verdad bien podría haber sido la carta de presentación de Wonder Woman para las Naciones Unidas si el radicalismo y la época troll en que vivimos no la hubieran sacado de ahí por la puerta de atrás.
«Aquellos que me juzgan por mi aspecto ignoran las causas que defiendo«
Al igual que el cómic sobre Batman trataba de conectar al héroe con la ciudad que había jurado proteger, este nuevo tomo trata de humanizar a la guerrera amazona y de bajarla del pedestal desde el que ella llega a nuestro mundo occidental. Dini y Ross reflexionan acerca del peso de la imagen pública, del ‘estigma’ de ser mujer y verse menospreciada por ello y hablan de la posibilidad de enfrentarse a todo ello no de frente, sino comprendiendo a quienes se niegan a comprender y tratando de cambiar su mundo y su manera de ver la vida poco a poco y de lo más pequeño y concreto hasta lo más grande y general. Gracias a ello este álbum trasciende de su función meramente decorativa y se convierte en un breve manual acerca del perfecto héroe, que lo es más cuanto más unido está a su rostro humano y, con él, al de otros tantos seres a los que ha jurado servicio y protección.
ECC completa esta entrega de nuevo con bocetos y explicaciones de cómo se llegó a la imagen de Diana que vemos en este cómic. Alex Ross vuelve a incidir en su peculiar y trabajoso proceso creativo y nosotros no podemos sino maravillarnos por haber tenido la inmensa suerte de que estos dos genios de la viñeta hayan podido existir juntos en la misma época y, más difícil todavía, hayan congeniado tan bien como para otorgarle al mundo los regalos que son estas colaboraciones entre ambos que llevamos disfrutando a lo largo de los últimos meses.
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