La pasada Berlinale, el realizador chileno Sebastián Lelio estrenaba Una mujer fantástica. La película contaba la historia de Marina, una mujer que tras perder a su marido ha de enfrentarse a la familia de este y a las trabas que le pone su sociedad. Mezclando el thriller, la fantasía y el drama femenino, Lelio se ganó el corazón de la crítica y el público. Ahora presenta junto a Daniela Vega la película en el Festival de San Sebastián y La Noche Americana ha podido hablar con ambos.
Pregunta: Estamos en un mundo, una sociedad donde se busca sobretodo la igualdad ¿Crees que la sociedad está preparada para abrazar a Marina (la protagonista) igual que se la ha abrazado en los festivales?
Respuesta: Una parte de la sociedad sí y una parte no, supongo que la película conecta y emociona más allá de la historia que cuenta porque estamos en un momento bastante extremo como sociedad humana. Es una película sobre los límites de la empatía ¿qué estamos dispuestos a permitir del otro? ¿qué personas son legítimas o ilegítimas? ¿y las relaciones? ¿quién declara algo y bajo que autoridad? La película resuena bajo ese tema y ese tema resume el problema por el que estamos pasando todos, el planeta entero parece que está atravesado por esas cuestiones. Nos cerramos sobre nosotros mismos y o reducimos los límites de nuestra lealtad a nuestra sociedad, familia o clase o aprendemos a vivir juntos para salvarnos. No es una película de causa, ni un planfeto, ni mucho menos un alegato en pro de los derechos LGTBI, pretende llegar a un aspecto mucho más amplio. Marina se convierte en un símbolo de todo aquello que está amordazado, acorralado y considerado ilegítimo.
P: Tanto está película como Disobedience (su último filme visto en Toronto) tienen un importante misticismo, cada una en su contexto. Como latinoamericano ¿crees que el realismo mágico ha muerto o simplemente se ha trasladado al ámbito urbano?
R: El realismo mágico, en el sentido del Boom Latinoamericano pertenece a una generación con la que yo tengo mucha distancia. Creo que es un término muy redundante, es como decir magia realista; no sé que significa realismo mágico ¿momentos de fantasía? No sé como responder porque si hablamos de Allende, García Márquez siento una gran distancia estética y creo que pertenezco a una generación que viene de un orden distinto. Esto no significa que no considere que la realidad es mágica y que los límites de lo posible en una obra tengan que atenerse al realismo social (he huido de eso cada vez con más fuerza). No sé que estoy respondiendo, sólo sé que somos libres, libres de las etiquetas y que una mujer puede salir volando en una película y no tiene que ser realismo mágico.
P: La película combina thriller, drama, tiene mucho humor… una mezcla de géneros muy diferentes ¿Cómo consigues aunar todos y que queden tan bien?
R: En algún punto de la escritura del guión, del que Daniela era consultora y nos proporcionó muchos datos, nos dimos cuenta de que lo estábamos empujando hacía lados desconocidos. Tenía que ser una película tan compleja como el personaje sobre el que gira y por ello tenía que ser una película transgénero sobre un personaje transgénero, tanto a nivel cinematográfico como humano, y ante nosotros se abrió una puerta de libertad; por eso la película tiene tantos tonos y visita tantos géneros: cine romántico, thriller, fantasmas, humillación y venganza, estudio de personajes, cine de mujer, fantasía… Fue difícil porque no sabía como hacerlo funcionar al operar en tantas direcciones a la vez; el personaje central es una de las claves que permiten que la película dispare en todas las direcciones. Fue muy importante la música de Matthew Herbert.
Pregunta: ¿Es posible que las mujeres que protagonizan Gloria y Una mujer fantástica tengan algo en común?
R: Mirando retrospectivamente me doy cuenta de que sí, aunque, evidentemente al hacer las películas no lo pensé. Voy siguiendo mi intuición, en esta ocasión me apetecía hacer una película sobre una mujer transexual para ver cómo reaccionaba el público, supongo que tienen en común que el mundo se les viene encima y ellas tienen que ganar la batalla. Me cuesta articularlo más allá de esto.
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