Aviso: El presente artículo puede contener spoilers
Queda menos de un mes. En noviembre dará comienzo el evento Marvel más importante de los últimos tiempos. El mes que viene la Patrulla-X y los Vengadores se partirán las caras (el evento se conoce como VvX en España) y las grapas de este mes, sobre todo la que hace referencia al grupo de Cíclope, allanan el camino para la guerra. Pero hagamos un pequeño resumen de los tomos anteriores para refescarnos la memoria. Tenemos a Lobezno y Quentin Quire camino de un casino espacial para reventar la banca y salvar la economía del colegio, a Kitty Pride «embarazada» de una colonia entera del Nido y un misterioso y violento ser camino de la escuela para reducirla a cenizas en la colección de Wetchester. En cuanto a los residentes de Utopía, acaban de regresar de sus aventuras en Tabula Rasa y, pese a los roces que genera la posición política del equipo Extinción, los mutantes más poderosos del planeta comienzan a labrarse una buena reputación.
«Finge que soy lo que más odias en el mundo. Soy el instituto de Lobezno»
Jason Aaron va a llegar al VvX con la certeza de estar llevando una de las mejores (y sin duda la más divertida) series de la franquicia mutante. Si en los tres números anteriores nos hizo partirnos de risa con el primer día de clase e integró los sucesos de X-Force de una manera tan natural como divertida, este mes el guionista estrella de los mutantes decide hacer malabares con tres historias simultáneas. Y la jugada le sale de diez. Los problemas con Lobezno y el Chico Omega se olían a kilómetros de distancia y la duda de por qué ellos mismos no esperaron un desenlace similar sólo la podemos achacar a que Logan nunca ha sido, por así decirlo, un brillante estratega y a que Quire siempre parece más inclinado a pasárselo bien que a seguir órdenes y preocuparse por los demás. Da igual, la pareja funciona a la perfección. La locuacidad del chaval de pelo rosa combina perfectamente con el seco y carismático director del instituto, cuando los problemas estallan las peleas en equipo son interesantes y la conclusión es tan sorprendente que Aaron se merece un vítore, o dos.
En la Tierra no tienen las cosas mejor. Como si del Viaje Alucinante (1966) de Richard Fleischer se tratase, un equipo (Bestia, Rachel Grey, Bobby…) a tomado el interior del cuerpo de Kitty Pride al asalto para tratar de acabar con la colonia microscópica del Nido que se ha instalado en su torrente sanguíneo y para buscar a Kid Gladiator, que ha decidido que sebasta y se sobra para acabar con la amenaza. Mientras tanto, la propia Kitty y Nydo se enfrentan a un enemigo inesperado que sumirá al pequeño alienígena en un estado de confusión con vistas a pasar factura en el futuro. Estas dos historias, sumadas a la anterior, no nos dejan respirar a lo largo de los dos primeros capítulos del tomo de octubre de Panini. Cada viñeta cuenta, no se deja nada al azar, y el único «pero» vuelve a ser el dibujo de Nick Bradshaw, que hace que Lobezno parezca casi un adolescente imberbe.
Un homenaje que no hay ni que mencionar
«Nosotros somos los milagros»
¿Eso es todo? Ni de lejos. Lobezno y la Patrulla-X 4 es un tomo triple y cierra con una historia autoconclusiva con Bestia como protagonista y Dientes de Sable causando el caos en S.W.O.R.D. Lo más interesante de este último capítulo es, sin embargo, la aventura secundaria que viven los alumnos del instituto. La historia de Ángel y Génesis va a dar mucho de sí y cada vez que aparecen en primer plano uno no puede sino echarse a temblar. Además, este capítulo supone el regreso de Chris Bachalo como dibujante, la sangre es más sucia y real con él. Bachalo estará en el primer número de Lobezno y la Patrulla-X en VvX y este breve capítulo sirve de perfecta transición hacia esa historia.
«Dijiste que tu prioridad era salvar el mundo. Pero no lo has demostrado»
Otro retorno de dibujante se produce en el equipo Extinción, al que vuelve Carlos Pacheco. El sello realista del dibujante gaditano ilustra la que comienza como una «misión rutinaria» en la que Patrulla-X y Vengadores han de unir sus fuerzas. Sin embargo, bajo dos capítulos de peleas contra presos fugados de (qué curioso) S.W.O.R.D. se esconden muchos detalles que conducirán irremediablemente al enfrentamiento entre ambos superequipos.
Hope es el tema central sobre el que pivotará el enfrentamiento. Ya vimos en Sanción X cuál podía ser el motivo y los que os hayáis hecho con el número cero de VvX o con El Fin de Generación Hope (que próximamente analizaré) tendréis aún más datos al respecto. La fuga de presos de S.W.O.R.D. no es más que una excusa para presentarnos a Unidad, un ente cibernético superpoderoso cuyo interés por la Fuerza Fénix puede esconder oscuras intenciones. Por otra parte la pareja de hermanos Magik-Coloso llegará a un pico de tensión en este tomo, ella por los crímenes que pesan en su consciencia y él por la maldición que carga a sus espaldas. Ambos son una bomba de relojería (en más de un sentido) y se acerca cada vez más el momento de su estallido. Tampoco podemos olvidar que Lobezno, aparte de dirigir el Instituto Jean Grey y de liderar Fuerza-X, es integrante de los Vengadores. Él y Cíclope sólo comparten un par de viñetas en el tomo, pero no hacen falta palabras para definir la situación que se vive en el momento de su primer encuentro tras el Cisma.
Pero las escenas que pondrán en marcha los engranajes de la guerra no se viven hasta el final del segundo capítulo. Dos frases, dos sentencias (una del Capitán América y otra de Hope) se clavarán como puñales en el corazón de Scott Summers. No va a hacer falta mucha provocación para que lluevan los tortazos por parte de un mutante, cada vez más del estilo de los dictadores de repúblicas tercermundistas, obsesionado por demostrar una serie de cosas en lugar de por trabajar en favor de los de su especie.
Panini acompaña a ambos cómics con todas las versiones de sus portadas y con las acostumbradas reflexiones de Julián M. Clemente. Desde aquí nos mordemos las uñas esperando la llegada de Los Vengadores contra la Patrulla-X.
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