Con esta tercera entrega Panini Cómics da por finalizado el prólogo a la aventura más grande de Peter Parker -y sus infinitas versiones multiversales- de la temporada: El fin de Universo Spiderman. Una aventura que, para crear más expectación, supone la vuelta a casa de Dan Slott tras dejar huérfana a la primera familia.

«Te veré cuando te vea, mi héroe«

Al igual que en las dos entregas anteriores, el cuaderno está conformado por varios relatos breves que dan cuenta de diferentes versiones de spider personas (que no de Peter) enfrentadas a las diferentes amenazas de su día a día. Hay de quienes conocemos su historia de origen y quienes ya demuestran cierta soltura en el arte de balancearse por la ciudad y aporrear a los malosos de turno.

Pero, a diferencia de la segunda grapa que sentaba las bases de cuál iba a ser la amenaza del evento, aquí solo descubrimos nuevos cromos del spiderverso. Con el arranque de la historia principal a la vuelta de la esquina no tiene mucha razón de ser revelar información importante antes de tiempo. Y aún así…

Cómo no, Dan Slott no deja escapar la oportunidad de jugar e incorporar inusitadas variantes. La suya, que además es la que abre el número, presenta a una araña de aire «superior» se postula a suceder a Otto Octavius como engreído «héroe» con el que saltarán chispas. Por más grande que sea la amenaza multiversal, el esquema a seguir en el spiderverso parece siempre el mismo. Hasta los roles entre los protagonistas se repiten de un evento a otro.

Las tres siguientes arañas hacen bandera de la inclusión y la diversidad. La de David Hein es la que sale mejor parada, pues intenta ofrecer algo original y experimentar con diferentes códigos y géneros. Partiendo de la estructura y los tópicos de los cuentos Disney, el dramaturgo (ha estado cuatro años en Broadway con el musical Come from Away) ofrece un divertido relato que pide a gritos una adaptación dentro de la serie What if? del UCM.

Tee Franklin y Steve Foxe, sin embargo, no ven más allá de cambiar el género o la sexualidad de sus arañas. Y sería genial si la apuesta por la diversidad que hacen no fomentara los tópicos de los grupos a los que pretenden dar visibilidad. A ambas aventuras les sucede lo mismo que a la escrita por Ramzee para el primer número: piensan más en el titular que puede arrancar su versión arácnida qué en la historia que protagoniza.

Por último, Phil Lord y David López firman un breve relato en clave de comedia que evidencia que el prólogo se ha hecho demasiado largo.