«No puedes recorrer el camino ya tomado«
Hay momentos clave en los que a la gente se le ve el plumero. Cuando a cierto colega tuyo le entran ganas de ir al baño al mismo tiempo que un camarero os acerca la cuenta, cuando un presidente comienza a hablar de anexionarse a otros territorios… o cuando una editorial apuesta por un plan de ‘regreso a los básicos’ para apoyar el ahorro del lector y, en las series que conserva en grapa, te casca especiales y tie-ins que poco o nada hacen por la historia y que tan sólo sirven para que el fan completista de los cómics tenga otra razón más para llorar abrazado a sus propias rodillas. Porque afrontémoslo: El Inmortal Thor #14 (#157) es un cómic innecesario, irrelevante y muy aburrido de leer. Es la case de historia que uno escribe casi por compromiso (‘venga, señor Ewing, escríbanos algo para el Giant Size…‘) y que el lector olvida con tanta rapidez como la leyó.
Haciendo un resumen muy rápido: En un momento indeterminado del tiempo, pero claramente antes de la aventura de Thor y Hércules que acabamos de leer, ambos héroes coincidieron en una batalla contra unos alienígenas de raza indeterminada que planeaban exterminar a una raza de caracoloides que… les debían caer mal. La gracia del asunto radica en que al principio de esta aventura el hijo de Odín es preso de los aliens cianóticos, que usan su poder de Padre de Todos para construirse una réplica a tamaño colosal del personaje (primera pregunta: WHAT?. Segunda pregunta: en serio, whaaaaat?) que me trae recuerdos, y escalofríos, de la etapa de Donny Cates al frente de Hulk y que lanza rayos de energía chachipistachi. ¡Ah, sí! Y además le meten al dios del Trueno cables por los ojos para hacer la experiencia un poco más desagradable (¡y eso que este cómic no es Red Band!).
«Un ojo no es nada. ¡Odín ya hizo su sacrificio!«
En serio que cuando me dispuse a reseñar este cómic no pensaba hacer tanta sangre. Pero lo que aquí nos ofrece el bueno de Al Ewing parece sacado de la papelera de los descartes. Y el hecho de que Panini nos lo saque a la venta como un número más… pues duele. Fíjate (igual alguno me crucifica por esto), que habría aceptado esto mejor como complemento del cómic anterior o, como bien indica Julián M. Clemente al final de este número, publicado antes de la aventura de los dos dioses con sus respectivos panteones. Al menos entonces habría servido para recordarnos que ambos personajes ya habían colaborado en el pasado y que hacían buenas migas.

Por lo menos el dibujo de Brian Level resulta bastante divertido
El mes que viene volvemos a Asgard y a los problemillas que tiene Thor con el personaje de la Encantadora. De momento corramos un tupido velo sobre lo que hemos leído hoy. No merece el esfuerzo.
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