«Vamos a hablar del tiempo que pasaste en Hydra«

Dentro del cúmulo de defectos que hacen de mí la persona que soy se encuentra una insana necesidad de control. No sobre los demás, pero sí sobre lo que me atañe y hago. Viene de lejos y me sirve para explicar lo que siento al terminar de leer este cómic. Me explico: cuando era pequeño cuidaba mis juguetes con un celo extremo. Mis coches de juguete no chocaban entre sí, sino que se colocaban en hileras, incluso cuando organizaba carreras con todos ellos por los bordes de la alfombra. A los cuatro años de llegar yo al mundo hizo lo propio mi hermana y mi ordenado y estructurado universo se vino abajo por culpa de una personita capaz de comportarse como una bola de demolición humana. Así, de cuando en cuando, me encontraba con que a alguno de mis coches le faltaban las ruedas y mi reacción siempre era la misma en un primer momento: sujetar el juguete sin comprender qué es lo que acababa de ocurrir. No tenía lógica y eso es lo que más me aterraba, no tenía lógica que a mi juguete perfecto le faltara una rueda con lo mucho que yo los cuidaba. Pero era la realidad y sólo podía enfadarme o asumirlo, porque la rueda no volvería a su lugar original.

Guerreros Secretos vuelve a ser uno de esos juguetes rotos para mí. Me encanta, lo he disfrutado a saco y me parece que el trabajo que ha hecho Matthew Rosenberg con este grupo disfuncional es una auténtica maravilla, pero ahora que cierro su segundo volumen me entero de que es el último. Ni la colección ni los personajes que la componen se han ganado el visto bueno de los lectores estadounidenses (los que al final cuentan) al acabar el año, así que borrón y cuenta nueva. A algunos habrá que reintegrarlos en otros equipos mientras que otros desaparecerán de la faz de la Tierra hasta que Marvel vuelva a ver tiempos mejores. Y de nuevo me encuentro en la encrucijada aterradora de tener que asumir que no voy a poder volver a jugar con ellos. Enfadarme o asumirlo. No queda otra.

«¿Ninguno de ellos ha vomitado?«

Así pues asumámoslo. Inferno no deja de ser una segunda Antorcha Humana creada en pleno auge de los Inhumanos, cuando Marvel no podía acceder a los universos cinematográficos de los mutantes ni de los 4 Fantásticos. Pero ahora Disney ha comprado a Fox, así que Dante está viendo como sus llamas se apagan poco a poco hasta apagarse. Karnak pertenece a la vieja guardia de la familia real inhumana y los inhumanos primero iban a tener película, luego la película se convirtió en serie y más tarde la serie fracasó estrepitosamente. Volverá, porque es un personaje de los de siempre, pero le toca pasar por momentos difíciles con la Muerte de los Inhumanos. Moon Girl iba a ser la próxima gran promesa, una niña afroamericana de nueve años considerada como el ser más inteligente de la Tierra… Pero increíblemente repelente. Rosenberg ha hecho magia con ella, combinando su superioridad intelectual con un intento sincero por mejorar en lo emocional, pero ni por esas. Temblor… Daisy Johnson es y será siempre parte de cualquier planteamiento con la palabra S.H.I.E.L.D. escrita, pero la agencia de inteligencia no atraviesa sus mejores momentos, así que quizá le haya llegado el momento de calentar banquillo. Y Ms. Marvel. Ahí ya duele. Ms. Marvel es una de las mejores cosas que le ha pasado al cómic de superhéroes en los últimos años. Su desaparición de la primera línea, si llega a concretarse, será una mala noticia para la Marvel de la integración. Aunque claro, Disney ha comprado a Fox y ya sabemos que se ha dejado chantajear por los conservadores en el pasado…

Guerreros Secretos #2: Contra Míster Siniestro

Demoledor, ¿eh? Pero siempre nos quedará esta colección. Siempre nos quedará el consuelo de que alguien supo recoger a estos personajes y tratarlos con la dignidad que merecían. Que con ellos creó una serie que puede que no tuviera el éxito que merecía, pero que sirvió para que muchos nos sintiéramos como uno más de la extraña y anárquica familia que se había congregado. Y, por suerte, Marvel ha sabido ver esto también y ha recompensado a Rosenberg con varios proyectos ilusionantes (con Magik, Máquina de Guerra, Ojo de Halcón…) a los que habremos de prestar atención en un futuro próximo. Más aún, este tomo ha servido para confirmar que Javier Garrón está en la senda ascendente de los dibujantes a tener en cuenta y eso es todoa una alegría para los sentidos.

Este juguete se nos ha roto. Pero volvería a jugar con él un millón de veces más.