«La Patrulla-X no se rinde. Se levanta«

Cuando escribo estas líneas acabo de regresar de unas merecidas vacaciones. A las mismas, y a fin de desconectar de la rutina comiquera del día a día, me he llevado el primer volumen de la fantástica novela de El Conde de Montecristo, de Alejandro Dumas, para releerlo y disfrutar de sus descripciones de la costa mediterránea francesa y del París de la época ahora que ya conozco esos lugares en persona. Al volver sobre esas páginas me sorprendo al ver que Edmond Dantés no entra en prisión hasta bien transcurridas cien páginas de la obra y la venganza del renacido conde no comienza a pergeñarse hasta más allá del cuadragésimo lienzo de letras y tinta. No hace esto que la obra sea más pesada, sino más bien al contrario, uno siempre va queriendo saber más y más sobre Mercedes, Fernando o el abate Faria, y esto me ha hecho reflexionar ahora que llego a la última entrega de la etapa de Charles Soule al frente de la Increíble Patrulla-X.

En los doce números de la colección ha habido tres grandes arcos (aunque realmente forman parte de un todo). Primero tuvimos a Mariposa Mental y los demás sumergiéndose en el plano astral para rescatar al Profesor X y librarse del Rey Sombra. Luego, cuando parecía que todo había salido bien (con algún que otro peaje que pagar), asistimos al regreso de Proteo para, finalmente, volver a enfrentar a los mutantes con el villano Farouk en una última batalla por el futuro de las mentes de humanos y otras especies del planeta Tierra.

«Dije que tenía dones para todos vosotros… y así es«

Sin embargo, donde Dumas se toma su tiempo para construir un relato a su aire y siendo fiel a su estilo, Soule nos ofrece dos últimos actos atropellados hasta el punto de que tanto Proteo como la segunda venida de Farouk parezcan enemigos de poca enjundia. Ya vimos en el anterior número como la batalla contra el primero de estos dos se resolvía de golpe y porrazo gracias al trabajo en equipo de la Patrulla, pero con una leve sensación de que todo había sido demasiado fácil. La sensación se acentúa en esta última entrega con una trama que me recuerda horrores a aquella vez en la que Goku regresó de entre los muertos justo a tiempo para despachar a Nappa de un par de collejas bien dadas. Sólo que yo pensaba que Xavier no era un superguerrero y Farouk me cuadraba más como un villano principal que como el sirviente calvo y musculoso del príncipe son reino que era Vegeta.

Increíble Patrulla-X #12

Nos quedamos, pues, con una historia que ha ido de más a menos en medio del ansia de la Casa de las Ideas por ir quemando etapas en su búsqueda del regreso al statu quo con los Lobezno, Jean Grey y Profesor X de toda la vida en sus respectivos pellejos (Cíclope debe de estar al caer). Con eXterminio a la vuelta de la esquina (y con ello el regreso de la Patrulla-X del pasado a su momento temporal correcto) al guionista detrás del retorno de Logan le han obligado a pisar el acelerador para que X vuelva, aunque se tenga que quedar momentáneamente en el banquillo.

Para terminar de redondear la chapuza, acompaña a Soule en este número un artista que no termina de convencerme. Gerardo Sandoval tiene un estilo que no es que no case con lo que hemos leído hasta el momento (complicado cuando cada número lo ha dibujado una persona distinta), sino que le mete una apariencia tan personal a cada personaje (y tan de los terroríficos años 90) que me cuesta tomarme en serio el resultado final de esta última entrega. En fin, a partir del mes que viene tendremos nuevo equipo creativo (Matthew Rosenberg y Travel Foreman) y nuevo grupo de mutantes a las órdenes del renovado profesor. Ya veremos hacia dónde se dirige el experimento.