«¿Es verdad que estuviste como en coma?«
Hay una viñeta de este tomo que define bastante bien esta colección que ahora acaba. Jessica Jones está reflexionando sobre si debe o no aceptar un caso, si lo acepta podría estar aprovechándose de una anciana y de sus esperanzas, pero si no lo hace estará condenando a la pobre mujer a la ignorancia… Todo esto lo vemos en una imagen en la que la protagonista agarra un buen trozo de papel higiénico para limpiarse el culo en el retrete de su casa.
Así es Jessica. Humana pese a todos sus poderes. Brian Michael Bendis creó una serie en la que una mujer investigaría casos con gente superpoderosa involucrada y para ello escogió (o más bien dio luz) al personaje más cercano a la decepción y a la frustración humanas que podía conseguir. Jones es malhablada, tiene problemas con la bebida, un mal carácter que la mete en muchos problemas y tiende a acabar compartiendo cama con quien menos la conviene. Como cualquiera de nosotros. Esto mismo lo vieron los encargados de trasladar el universo marvelita a Netflix y de ahí la segunda de las estupendas series que nos está ofreciendo la plataforma de contenidos online.
«Sé todo lo que pasó con Killgrave«
Este último tomo nos habla del pasado de su protagonista desde varios puntos de vista. Primero tenemos uno que no vimos en nuestras pantallas: ¿cómo obtuvo Jessica sus poderes? ¿Y cómo acabó quedándose huérfana para después ser adoptada? Bendis y Michael Gaydos nos ofrecen esta historia de una manera brillante, recurriendo al aspecto visual y argumental de las épocas en las que Jones debería haber sido una adolescente y una chica de instituto para poder coincidir con un principiante Peter Parker y con los recién llegados 4 Fantásticos. Así, la pareja creativa inserta al personaje con suavidad dentro de un universo complejo que fácilmente la habría olvidado tras abandonar ella cualquier pretensión superheroica.
Pero, ¿por qué decidió Jessica colgar las mallas cuando comenzaba a disfrutar de ellas como Joya? Bueno, los que hayáis disfrutado de la serie protagonizada por Krysten Ritter sabréis que hubo algo de color morado en el proceso. Al resto os basta con observar la portada de este álbum. El Hombre Púrpura aparece por fin en este tomo para tomar parte en su justo protagonismo en uno de los momentos críticos para el personaje que definen su situación al principio del cómic de Alias y que, con su resolución, contribuyen a que el personaje de Jones de el salto hacia el siguiente estadío de su vida, como futura madre de la niña que tendrá con Luke Cage. Killgrave no se muestra tan calculador y preparado como en la serie que ha creado Melissa Rosenberg para Netflix, sino que se nos muestra como un hedonista acostumbrado a que los planes le salgan bien sin demasiado esfuerzo. Sólo su tremendo ego le impide ver más allá y captar las trampas que sus enemigos le ponen (y que le han costado el acabar entre rejas una y otra vez).
«De acuerdo entonces. Nuevo capítulo«
Precisamente son esta facilidad y la aparente torpeza de su secuestrador lo que más angustian a Jessica Jones. ¿Hasta qué punto actuó bajo su influjo durante aquellos meses? ¿No hubo cosas que hiciera voluntariamente? ¿Por qué demonios se sentía bien siguiendo sus odiosas órdenes? ¿Acaso no es lo que queremos todos en nuestro subconsciente, alguien que nos diga lo que debemos y lo que no debemos hacer en cada momento? Jessica Jones ha sido siempre, durante estos cuatro tomos, un análisis acerca de las voluntades, de lo que nos lleva a hacer y a rechazar la nuestra y de lo fácil que es abandonarse a la de otros, olvidando por un momento la responsabilidad de nuestras elecciones. En el primer tomo lo vimos con la protagonista viéndose obligada a seguir, o no, un curso de investigación que podría costarle su incipiente carrera, en el segundo la cosa giraba en torno a la voluntad de una cría por desaparecer, el tercero rotaba alrededor de los deseos de otra chica por encajar en un mundo que sólo pretendía aprovecharse de ella y este número habla por fin con mayúsculas sobre la necesidad de cada uno de coger las riendas de su propia vida.
En fin, hasta aquí llega una serie que nos abre los ojos para descubrir a uno de los últimos personajes creados desde la Casa de las Ideas para acercarse al mundo real a través del de los superhéroes. Jessica Jones no es, ni lo será nunca, perfecta, pero es eso precisamente lo que nos gusta de ella, su bendita imperfección, su manera de cometer una y otra vez los mismos fallos. Tal y como los cometeríamos nosotros.
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