«Te impresionaba su brutalidad«

 

Lo que está haciendo Jed MacKay con el Caballero Luna es algo que llevaba años sin ver con ningún otro de los muchos personajes de la Casa de las Ideas. El guionista (en constante crecimiento tras asumir las responsabilidades de los Vengadores y de la Patrulla-X) sigue jugando con unas historias muy atractivas (tenemos aquí un justo cruce con Caza Sangrienta) y personajes en constante crecimiento que se reivindican en cada nueva página.

 

Así, si en la anterior entrega asistíamos al largo adiós de sus compañeros, en éste observamos como recogen el manto de aquél que nunca se consideró un héroe y se convierten con ello en nuevos héroes a su vez, capaces de llevar la protección que él ofrecía a los caminantes nocturnos a toda una nueva colección de personajes. Más aún cuando una noche perpetua y plagada de vampiros se adueñe de la ciudad. Porque sí, MacKay aprovecha que es el guionista de ambos cómics para cruzar su Venganza del Caballero Luna con la Caza Sangrienta que sumió al universo Marvel en un frenesí sangriento a finales del año pasado y que se encuentra ahora con esta serie por las necesidades editoriales de Panini (hay que entender que esta colección va en tomos porque no es de las más leídas por más buena que sea). En cualquier caso (y con dos vampiros en plantilla y un argumento más bien nocturno) ningún otro evento marvelita casaba tan bien con esta cabecera… Aparte, como no, de por cómo termina el susodicho evento.

 

«Un momento que haga que todo valga la pena«

 

Y es que Caza Sangrienta, en su recta final, nos brindó un regreso que por fin servía para que Marc Spector fuese considerado por el resto de personajes de la Casa de las Ideas como algo más que un perturbado con desdoblamientos de personalidad y una necesidad enfermiza por contentar a la deidad caprichosa que le ha dado los poderes. Este retorno lo viví con mucho miedo (a que Marvel hiciera de las suyas con el personaje y su continuidad) hace casi un año y ese temor ha revivido cuando el Caballero Luna y Tigra se han reencontrado tras todos estos meses de luto y lágrimas… Pero MacKay, por una vez, se ha portado de fábula con los lectores y nos ha regalado un reencuentro que (creo) todos queríamos leer. Más aún, tengo la intuición de que el guionista nos manda un mensaje con ese precioso monólogo interior de Tigra: Todos los que leemos los cómics lo hacemos con la certeza de que nuestros héroes caerán una y mil veces antes de la victoria final, pero permanecemos fieles en su lectura porque al final ésta llega y es ella la que hace que todo lo anterior merezca la pena.

 

 

La serie queda, pues, abocada a una posible tercera temporada (¿con el mismo equipo al frente?), con un Caballero Luna pletórico y que nos demuestra que le queda cuerda para rato y muchas tramas aún por explorar. No es que el personaje sea incombustible, como reza el título de este artículo, es que Jed MacKay ha logrado que esta serie lo sea gracias a un trabajo soberbio en los guiones que, además, se ha visto acompañado por el arte de esta colección. No sé qué será del personaje a partir de ahora, pero sé que voy a seguir queriendo leerlo.