Ya hemos leído la segunda y tercera entrega de las aventuras de Los 4 Fantásticos guionizadas por Ryan North con lápices del español Iban Coello y seguimos con las emociones encontradas del primer número, aunque nos inclinamos por seguir teniendo fe en la primera familia.
«Disculpa, Susan, pero… no lo entiendo«
Como aventuramos, estos primeros capítulos presentan relatos autoconlusivos que sirven para trabajar con los protagonistas de forma individualizada (en el primero tuvimos a Ben y Alicia, en el segundo a Sue y Reed y el tercero cuenta con Johnny), a la vez que desarrolla -más o menos- una trama de fondo. Sin embargo… sin embargo estos planes parecen concluir en próximo cuarto capítulo.
Seguimos sin saber qué es lo que ha llevado a nuestros personajes a poner tierra de por medio y separarse los unos de los otros, pero el tercer cuaderno concluye con la promesa de una resolución inminente. Así pues, el cuarteto volverá a unirse y resolverán todos los interrogantes planteados hasta ahora.
De momento, como hemos dicho, cada cuál va a la suya. Si en el primer número Ben y Alicia se las veían con un pueblo atrapado en el tiempo, en el segundo seguimos con el tono sci-fi deudor de seriales como La dimensión desconocida. Reed y Sue se las ven con una especie de Mundo feliz preparado por un «mortal» enemigo. Solo tenéis que ver la portada de Alex Ross para haceros una idea del tipo de amenaza a la que se enfrentan nuestros protagonistas… aunque no todo es tan evidente como parece. A riesgo de sobrarme, creo que estamos ante uno de los capítulos que serán mejor recordados cuando North pase el testigo.
Mientras, el tercer número, con Johnny en solitario, abandona el elemento fantástico y afronta una trama más apegada a la realidad y a problemas que nos podrían afectar a cualquiera de nosotros, porque ¿quién no se las ha visto con un trabajo con condiciones abusivas? Este es un capítulo que más allá de las referencias a la trama de fondo, reviste poco interés. Hasta la caracterización de Johnny es vaga, haciéndolo pasar por poco más que la mascota de los 4F. Una pena, porque es un personaje más interesante de lo que nos quiere hacer creer North.
Con todo lo dicho, estos primeros capítulos pueden entenderse como una suerte de prólogo de la etapa de Ryan North. Lo que a su vez nos indica que hay planes a medio-largo plazo por parte del guionista para la colección. Ahora bien, ¿qué camino tomará esta? Ese sigue siendo el gran misterio a desvelar, aunque apostaríamos por una etapa de aire clásico tremendamente influenciado por el trabajo de John Byrne. ¿Y eso por qué? Porque es justo lo que hemos visto en estos primeros cuadernos (con homenajes a viñetas de la época incluidos).
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