Echamos un vistazo a las nuevas entregas de las cabeceras principales del supergrupo de Marvel, Los Vengadores.
El presente capítulo, preludio a un terrible enfrentamiento entre los Illuminati y La Gran Sociedad (un sucedáneo de La Liga de la Justicia), se estructura siguiendo dos determinantes conversaciones que sirven para palpar el estado de ánimo de nuestros héroes ante un más que presumible final de la partida. Las incursiones cada vez son más próximas unas con otras y el duende se les ha agotado. Ahora sí, Iron Man, Mr. Fantástico y compañía tendrán que mancharse las manos y acabar ellos mismos con una Tierra paralela. Los temores y las dudas sobre la propia moralidad están en carne viva.
La primera de las conversaciones a las que aludíamos implica a Pantera Negra, quien acude al Consejo de Panteras Negras con la intención de que le guíen. Aunque, en el fondo, lo único que parece buscar es una justificación, una aprobación que le permita sobrellevar el peso de la difícil decisión que ha de tomar, y así, quizás, sentirse menos culpable. Un tema, la culpabilidad, que lleva impregnando toda la serie en los últimos números y que llega hasta Los Vengadores (de la que hablaremos ahora). La lucha entre lo correcto y lo ético está en el centro de la cuestión. La pregunta, el debate que lleva gestándose desde el inicio de esta etapa sobre si el fin justifica los medios y la voluntad de sacrificarse a uno mismo por dicho fin, está próxima a resolverse, para bien o para mal.
En este sentido, la postura práctica de Namor contrasta con el poderoso conflicto que corroe a Pantera Negra. Su encuentro con Stephen Extraño y la puesta al día de Bruce Banner por parte de Bestia, sirven para terminar de poner las fichas sobre la mesa y asentar los hechos que han ido aconteciendo de forma paralela en Los Vengadores, para que el lector pueda adentrarse en los próximos números con todas las herramientas a su alcance.
La segunda conversación, la que mantienen Cisne Negro y Tony Stark es consecuencia directa de las motivaciones de la primera. Cuando estás perdido llega la desesperación. Es tal la frustración del rico vengador, que se carga de arrogantes amenazas ante una muy relajada prisionera, lo que abre otra cuestión: ¿quién es el preso de quién? Desde que fuera apresada, Cisne Negro ha mantenido una postura tremendamente tranquila. No teme lo que pueda pasar y hace saber a sus captores que tiene mucha más información de la que les ha dado. Le divierte la extrema situación en la que se encuentran los Illuminati. Su papel en esta partida sigue sin estar del todo claro, pero no hay duda de que es una pieza muy importante.
Los Vengadores #43
En la serie hermana, sin embargo, la postura de Iron Man es completamente opuesta. Muestra una confianza y una seguridad inusitadas dadas las circunstancias. La portada no puede ser más explícita, por lo que no hay peligro de hacer spoilers. A Steve Rogers se le ha revelado la traición de sus amigos y aliados. Jonathan Hickman, pues, no se ha ido muy lejos para descubrir el Pecado Original del supergrupo marvelita y ha ido directamente al germen que dio inicio a su etapa al frente de la colección: el borrado de memoria de Capitán América ante su inflexible postura en la problemática de las incursiones.
Mientras que sus antiguos compañeros de los Illuminati se han mostrado ambiguos en sus determinaciones y ahora cargan con un peso que les aprieta hasta el ahogamiento, Rogers ve con más claridad que nunca que el fin no justifica los medios. De esta forma el conflicto está servido. Con dos actores principales: Iron Man y Capitán América. Encontramos invitados como Marca Estelar o Thor, pero la disputa y la afrenta que ha de ser vengada se personalizan en dos amigos que en más de una ocasión se han dado de tortas a costa de sus distintas visiones del mundo (véase el terremoto llamado Civil War). Por suerte no parece que los héroes vayan a tropezar otra vez con la misma piedra y el conflicto que les separa ahora tiene un componente más emocional que racional, más ideológico que político (por más que la línea entre estos dos conceptos sea muy difusa). En definitiva, puro Hickman.
Tras algunos meses en los que parecía que Los Vengadores no terminaba de avanzar e iba rezagada en relación a su colección hermana, los acontecimientos que aquí tienen lugar harán estallar el mundo tal y como lo conocemos. Un nuevo tiempo se inicia con la revelación del pecado vengador y Hickman ya tiene a sus lectores donde quería. Ahora solo queda que pise el acelerador.
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