«Se me ocurrió traerte un regalito de mi viaje al espacio exterior«

En los primeros tres tomos de la serie hemos visto a Sam Alexander tomar posesión de sus nuevos poderes como último representante de los Nova Corps., destrozar su pueblo y su vida privada al tratar de hacerse el héroe y acabar con su reputación de un lado al otro de la galaxia al conseguirlo. Un problema encadenaba a esos tres números y no les permitía volar y este era la juventud del nuevo Nova. Entendedme, no me refiero al hecho de que Sam vaya al instituto o que tenga que lidiar con abusones y una situación en casa bastante complicada, sino a que nuestro protagonista, en los dieciséis números americanos que llevamos leídos, no ha tenido que enfrentarse a un verdadero reto emocional que lo haga crecer, si no físicamente, al menos en madurez.

No sabemos si intencional o improvisadamente, Gerry Duggan se ha esperado hasta Pecado Original para someter a Sam a esta primera gran prueba que (como ya ocurriera con Spider-Man y su tío Ben o Bruce Wayne y sus padres), viene a marcar la pasta de la que está hecho este nuevo héroe de la Casa de las Ideas. Desde el primer número ya vimos que, por el motivo que fuera, Uatu el Vigilante sentía un vínculo especial con el aspirante a héroe y en el mismísimo prólogo al evento orquestado por Jason Aaron los protagonistas no fueron otros que el Vigilante y el portador de la fuerza Nova. es por eso que, aunque con el retraso que conlleva el que esta serie se esté publicando en tomos, había muchas ganas de ver a Sam ante los restos del que fuera su «silencioso amigo del espacio exterior».

«Entonces ahí es donde tengo que estar«

Más allá del rollo macabro, la muerte del Vigilante sirve para que la palabra CONSECUENCIAS entre así, con letras mayúsculas, en la cabeza hueca de Sam Alexander, que de pronto se da cuenta de que la vida del superhéroe suele estar más en contacto con la parca de lo que a cualquiera nos gustaría. Comienzan así en este tomo los sentimientos de responsabilidad y prudencia que se echaban algo en falta en los anteriores, con un chaval híperpotenciado cuyos fracasos tenían más que ver con su atolondramiento que con la categoría de sus contrincantes.

Nova #4: Pecado Original

¿Significa esto que Nova va a sacrificar el humor y las historias de andar por casa a miles de kilómetros de la Tierra? Ni mucho menos. Duggan rápidamente lanza al protagonista a mitad de la refriega desatada entre los Vengadores y los ladrones de los ojos de Uatu y no puede resistirse a dejar caer unas cuantas bromas con el bueno de Ben Grimm (La Cosa, para que nos entendamos). De hecho, las consecuencias de esta saga, que se relatan en la segunda mitad de este álbum, lanzan a Alexander a una aventura más en el espacio en compañía de uno de los personajes más divertidos que ha tenido a bien redescubrirnos la gran pantalla: Mapache Cohete.

Nova #4: Pecado Original

«¡Ojalá le hubiera visto el jeto!«

La revelación de los secretos que deriva de Pecado Original le permite a nuestro protagonista contemplar a su padre una vez más en uno de sus momentos más oscuros. Esto dará lugar a una búsqueda de respuestas en la que, debido a su prudencia recientemente adquirida, Alexander recurre a uno de los pocos amigos que ha ido conociendo a lo largo y ancho de la galaxia. Entre los dos tratarán de esclarecer un misterio muy relacionado con la caída del cuerpo Nova y con el destino de Jesse Alexander, una trama que nos lleva de la mano a las Secret Wars, en las que Sam y Jesse se van a meter de cabeza. No en vano la última viñeta de este número nos lleva a la llamada que Steve Rogers ha hecho a un buen puñado de héroes (entre ellos los Poderosos Vengadores de Al Ewing) con vistas a lo que se vendrá a llamar Last Days dentro del evento marvelita.