«Máquinas… ¡las armas de los cobardes!«

Incluye Panini en su guía de lectura de la Caída de X el duodécimo número de la actual etapa de Los Vengadores como una lectura recomendada antes de lo que nos encontraremos en las páginas de Caída de Dinastía de X #4, pero lo cierto es que lo que importaba con respecto a los Héroes Más Poderosos de la Tierra ya se contó en el número anterior, así que mejor nos lo saltamos y vamos directamente a lo que de verdad nos interesa: la lucha por la supervivencia de los mutantes contra las fuerzas de Orchis y el alzamiento de las máquinas como la amenaza que nadie se vio venir. Y es que ya lo vimos en los cómics del mes pasado y lo hemos comenzado a leer en el de Patrulla-X de este mes: los mutantes van poco a poco descabezando a la organización antimutante, pero se encuentran de pronto con que algunos de sus principales activos (principalmente Nimrod y Centinela Omega) apuntan mucho más alto en lo que viene siendo lo de limpiar la Tierra de seres sintientes.

Todo esto se podría haber evitado si Charles Xavier hubiera apretado el gatillo cuando tuvo a la niña Moira a su merced, pero no lo hizo (y todos pensamos que aún quedaba un pedacito de alma en su cuerpo) y, en su lugar, asesinó a sangre fría a Rachel Grey, la única mutante que podría haber albergado con garantías a la fuerza Fénix, una de las pocas cosas a las que temen los centinelas sublevados. En este número vemos como el otrora líder mutante cae aún más bajo (¡cómo les gusta a los autores actuales cargarse a los viejos mitos!) y se vende a las máquinas a cambio del espejismo de una misericordia pactada para con los de su especie; un regalo envenenado que les convertiría en poco más que unos animales de circo en un mundo cibernético.

«No podemos perder a más mutantes«

Frente a este personaje, que estuvo años muerto después de que lo asesinara Cíclope al final de Vengadores vs X-Men (hace ya más de una década) y no ha hecho más que revolcarse en el barro de la ignominia desde que regresó, Gerry Duggan coloca a Apocalipsis, que regresa de su destierro autoimpuesto al final de X de Espadas convertido en un verdadero líder de masas… en plan ejército de bárbaros (si tras la Caída de X hereda una serie propia soy firme candidato a leerla). Donde el Profesor X tira de comportamientos sibilinos y moralmente cuestionables, el antiguo enemigo de la Patrulla-X utiliza la fuerza bruta para salvar a Krakoa y recuperar el concepto del Crisol en su versión más sanguinaria y cuasi-religiosa. No es que Apocalipsis se convierta ahora en un santo, pero sí que deja claro cómo mientras una parte de los mutantes ha vivido agazapada durante los últimos meses, él y los suyos han saltado de guerra en guerra y aún les quedan fuerzas para defender a los mutantes ante un enemigo que parece estar en todas partes a la vez.

Caída de Dinastía de X #4

Si hacemos balance de toda la Era de Krakoa está claro que personajes como Tormenta, Magneto y Apocalipsis han salido reforzadísimos en relación a su aceptación por el gran público. Sin embargo, con personajes como Xavier o Bestia (madre mía con Bestia…) va a haber que hacer mucho trabajo para recuperar todo el espacio que han perdido en nuestros corazones de fans acérrimos de la Casa de las Ideas.