La Gala Fuego Infernal promete ser muy intensa y por eso los Merodeadores han querido tomarse una noche libre para cenar juntos y relajarse. Ese es el plan que nos proponen Gerry Duggan y Stefano Caselli en Merodeadores #17, que Panini Cómics publica con dos portadas diferentes, a gusto del lector.

«Y no pienso adivinar cuántos cuchillos lleva Ororo»

Este número puede entenderse como un capítulo de transición de cara a la celebración que se avecina y que promete -en palabras de Emma Frost- cambiar el mundo; una manera de dar tregua a los personajes después de meses de tensión y aventura continua. Pero Merodeadores #17 es, sobre todo, un número que homenajea a una de sus más valiosas integrantes y, si hacemos caso de las varias alusiones que ha hecho en los últimos tiempos, de emotiva despedida. Como siempre, de un día para otro todo puede cambiar, pero esta grapa parece adelantar la marcha de Tormenta de las filas de los Merodeadores.

Teniendo esto en cuenta se entiende (y se aprecia) mucho mejor el trabajo de los autores en este capítulo. Desde Calisto a Emma Frost, pasando por Piros o Kate Pryde, todos celebran a Ororo recordando algunas de sus anécdotas favoritas junto a ella (o con relación a ella). Casi todas las historias están acotadas a la etapa actual con Krakoa como isla-nación mutante, mostrando diferentes situaciones a las que ha tenido que enfrentarse el equipo para cumplir su misión de rescatar a los mutantes oprimidos y esclavizados del mundo. Hay una, sin embargo, a un pasado más antiguo (que señala Julián Clemente en su artículo de cierre) que da una mayor perspectiva del personaje. No faltan tampoco alusiones al pasado de otros personajes (la carta que abre el capítulo afianza aún más la estima existente entre Kate y Emma) y al futuro más inmediato de la serie una vez pase la resaca de la fiesta organizada por la Reina Blanca.

Es cierto que la carga emocional no es tanta como hemos podido disfrutar en entregas anteriores de la colección, pero tampoco es la intención de Duggan, quien busca principalmente halagar a la homenajeada, destacando su importancia a lo largo de la aventura que han iniciado los Merodeadores, así como fortalecer la complicidad con la audiencia; al tiempo que -como es habitual en él- va dejando pistas de sus planes a corto-medio plazo. Quizás no sea un capítulo que destaque especialmente (la serie nos ha regalado grandes momentazos), pero tiene un fondo tan agradable que es imposible no cerrar la grapa sin esbozar una sonrisa.