«Mírame sólo a mí, bombón«
Un año. Llevamos desde febrero del año pasado sin poder disfrutar de las aventuras de Kuroko y su creciente número de víct… aliadas. Tampoco es que nos hayamos quedado muy lejos de la edición japonesa, que acaba de poner en circulación el vigésimo sexto número de una colección que no parece tener fin, pero se nos ha hecho extremadamente larga la espera. Sobre todo teniendo en cuenta el hecho de que la historia principal por fin parece echar a rodar de veras, con la Perfumista buscando algo en la montaña, con alguien infiltrado en el bando de los buenos y con un prisionero de lo más incómodo en manos de la policía. No sabemos si el manga de Kana Yoshimura que publica Panini en España se encamina hacia su final, pero al menos se encontraba hace un año en un punto muy interesante.
Y la cosa es que, aunque ha sido necesario volver a releer un poquito el tomo anterior, la serie no ha perdido ni su toque ni su frescura. Murciélago #24 es un tomo divertidísimo repleto de acción, salidas de tono muy graciosas, violencia extrema y todo lo que los lectores de esta serie podríamos esperar de ella. A estas alturas no creo que un artículo como éste vaya a captar a ningún nuevo lector (¡¿aunque quién sabe?!), pero espero que sí que sirva para que quienes se hayan tirado los últimos doce meses olvidando poco a poco de esta joyita en forma de manga vuelvan a acordarse de lo mucho que se reían con las idas de pinza de Kuroko o lo mal que lo llegaban pasar cuando al mangaka le daba por ponerse truculento o, simplemente, nos metía en un túnel oscuro sabiendo nosotros lo que por las sombras se iba arrastrando.
«Esa mujer… Tiene los dedos tan largos como siempre…«
En serio, he disfrutado muchísimo con este cómic. Tanto que me he dado cuenta de lo mucho que lo echaba de menos. Tanto que me hace preguntarme por qué Panini ha parado tan de golpe a la hora de ponerse al día. Pero claro, esto no es un One Piece, ni un Jujutsu Kaisen. Murciélago mola y, sinceramente, creo que le gustaría a más gente de la que actualmente lo está leyendo. Pero lo cierto es que es un manga más bien minoritario y el simple hecho de que la editorial no haya tirado aún la toalla me hace tenerles un poquito más de respeto (ya veremos qué pasa cuando tengan que gestionar a la vez las novedades de Marvel y de DC).

Murciélago #24
Pero es que pongo a este manga frente a algunos otros shonen más resultones y las comparaciones duelen. Me estoy acordando, por ejemplo, de cierto manga sobre un chaval que va de esclavo de chicas con poderes y las mil y una excusas para que eso termine en escenas picantonas (o directamente casi pornográficas). Pienso en ese manga y en la cantidad de veces que he sentido que hay una historia desaprovechándose por debajo de tanta braguita y tanto desnudo. Sin embargo, con Murciélago no me ha pasado eso ni una sola vez. Las escenas más explícitas nos las suele ahorrar el autor y el resto están siempre al servicio del humor gamberro que se gasta. Y en global todo este fan-service corre por debajo de una historia interesante y de unos personajes a los que hemos visto desarrollarse a lo largo de estos veinticuatro tomos. Así es como deberían hacerse siempre las cosas. Esto es lo que diferencia un producto tipo fast-food de una historia gourmet.
Deja un comentario: