Murciélago #16

Murciélago #16: Asesinos y aspirantes

Murciélago #16«En realidad me tienes un poco cabreada, porque has intentado meter a mi chica en tu circo«

 

Murciélago sigue a su bola. Dieciséis números de la colección de Panini y, de repente, se marca una historia que nos lleva de vuelta a las que se contaban al comienzo de la colección, con su villano asesino, su trama ligeramente sórdida, el momento detectivesco de Kuroko… Sólo cambia el hecho de que las escenas ecchi se le están yendo cada vez más de las manos al autor (la escena a color con la que comenzamos este tomo está a veinte centímetros, aproximadamente, del hentai) y que ahora nos encontramos con algunas escenas, como la del segundo villano del tomo con Hinako, que serían impensables al principio y que nos acercan un poco más al misterio que rodea a este, por lo general, simpático personaje a las órdenes de la pervertida y sádica Kuroko.

 

Por lo demás, tenemos un cómic que, si no fuera por el par de capítulos que se nos presentaron en el volumen anterior, bien valdría como introducción autoconclusiva para un nuevo lector de este manga. De hecho, el capítulo final del tomo apenas da una pincelada sobre el tema del siguiente número, por lo que contamos con un volumen redondo que sólo dedica el espacio más allá del caso a profundizar (y de qué manera) en sus personajes y seguir expandiendo el universo humorístico al margen de las tramas. Esto, que en otras series podría aventurarse como un ‘tomo de transición’ o un paso atrás en la trama, funciona a las mil maravillas en Murciélago, dado el espíritu libre y simpático que mueve la serie. Dicho de otro modo: cuando uno ya ha visto episodios de chicas en bikini, mechas, gastronomía, evisceración de víctimas… ya se espera cualquier cosa de esta serie y sabe que cualquier trama, por disparatada que sea, puede funcionar a la perfección mientras se mantengan las tres o cuatro reglas básicas que rigen a este manga.

 

«¡No pienso dejar que me mate!«

 

Dicho todo esto, en este tomo se aborda la siempre interesante figura del asesino por imitación. Vivimos en un mundo bastante tétrico, la verdad, pero aunque fuera esto un cuento de hadas, siempre habrá quienes sientan fascinación por el villano. Aquellas personas que encuentran cierto romanticismo en la figura del asesino o del ladrón, ya sea por influencias de la literatura o el cine o por la imagen de seres a contracorriente que se ganan, por pura lógica, quienes se dedican a destruir el fino hilo que conforma la red de nuestra sociedad. Esta fascinación, mal llevada, termina a veces llevando a personas desequilibradas a tratar de emular a sus ‘ídolos’ como una manera de rendirles tributo, de acercarse a ellos o, incluso, de agrandar su leyenda. Es algo que se ha tratado miles de veces en la ficción porque, al igual que ocurre con los grandes villanos, aquellos que se ven enredad0s por sus alargadas sombras siempre han encantado al gran público. Es lo que tiene mezclar la figura del malvado con la del que se cree algo cercano a él, pero sólo es una víctima más. ¿Os suena Harley Quinn?

 

Murciélago #16

Murciélago #16

 

Kana Yoshimura le da una vuelta de tuerca a todo este asunto para presentarnos a un imitador que no lo es por ninguno de los motivos anteriores  y que, seamos francos, a duras penas llega a justificar su existencia en este manga (mucho menos en la vida real). La figura de este personaje sólo sirve, de hecho, para regalarnos la escena más salvaje, violenta y repleta de interrogantes del tomo. Escena que, a buen seguro, tardará aún un buen tiempo en seguir esclareciéndose. ¿Por qué esa violencia? ¿Por qué parece ser que la policía lo sabe y lo permite? ¿Cuál es el pasado de Hinako? Habrá que seguir leyendo esta estupenda colección para descubrirlo.

Acerca de RJ Prous

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En la soledad de mi beca Séneca en Zaragoza aprendí a amar el cine mierder. Volví a Madrid para deambular por millones de salas y pases de películas para finalmente acabar trabajando con aviones. Amante del cine y de sus butacas, también leo muchos cómics y, a veces, hasta sé de lo que hablo.

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