«Han matado a toda la familia…«
Comenzamos la decimoctava entrega de Murciélago con el cierre de la trama del asesino de la yakuza (un final bastante cantado, pero espectacular aún así) y con la apertura de una nueva trama centrada en los miembros más jóvenes de la ‘familia’ que Kuroko ha ido montando a su alrededor. Esta nueva trama me recuerda mucho a la que ya leímos en el pasado sobre el hombre que raptaba niñas durante los días de lluvia (lo leímos en Murciélago #5 nada menos), pero el objetivo de esta historia no es tanto el estremecernos con la retorcida mente del asesino, sino poner a uno de los personajes más interesantes que ha rescatado nuestra protagonista frente al espejo de sus propios crímenes, para tratar de hacerla evolucionar más allá de donde pudiera haberse visto estancada en el pasado.
Hablo de Rinko, la experta en cuchillos que fuera hija a su vez de un asesino en serie y que heredara de éste tanto su habilidad como su capacidad para acabar con vidas humanas sin mayor remordimiento. El tema es que Kana Yoshimura, entre chiste y chiste y entre situación erótica y situación erótica, ha ido llevando a este personaje por un camino la mar de interesante al unir su destino al de otra de las asesinas reclutadas por Kuroko. Me estoy refiriendo a Aiko, que también ha pasado de asesinar sin preocuparse por sí misma o su futuro a, de alguna manera, ‘adoptar’ a Rinko como su propia hija. Esta relación está haciendo evolucionar a ambos personajes y los va alejando gradualmente del mundo del asesinato, lo cual no voy a negar que me parece bastante bonito. Sin embargo, el autor decide en este tomo enfrentar a Rinko con su propio pasado para ver cómo puede afectar esto al personaje.
«Yo… no podía soportar el paso de los días sin ti. Así que intenté recuperarte«
Son detalles como éste los que me hacen reafirmar que Murciélago es mucho más de lo que vemos a simple vista. Más allá de los chistes, los desmembramientos y los momentos de carne y líbido, Yoshimura ha sabido crear un ecosistema de personajes sobre el que merece la pena regresar una y otra vez para ver cómo se desarrollan. De hecho, el final de la trama anterior no es sino un ‘reprise’ de la saga del asesino samurái que vimos entre los tomos doce y trece de la colección y todas estas concatenaciones y entrelazamientos de historias no hacen sino enriquecer y hacer más interesante todo lo que rodea a este título que nos trae Panini a España. Que no sólo el personaje principal tenga su desarrollo (de hecho me atrevería a afirmar que es quien menos desarrollo tiene) hace que los lectores podamos escoger entre una miríada de personajes a nuestro favorito y al siguiente sobre el que nos gustaría leer algo más.
Dieciocho entregas de Murciélago, desde que comenzara a publicarse en mayo de 2020, han dado para que el trasfondo de todo lo que ocurre en este manga nos mantenga enganchados entre una entrega y la siguiente. La lectura de esta serie hace ya mucho tiempo que dejó de ser tan sólo puro divertimento para convertirse en algo más gracias a la profundidad y a la riqueza de sus personajes y de las tramas que se trabajan poco a poco y tomo a tomo. Sigue siendo a día de hoy una de las joyas escondidas del catálogo de Panini y una de las obras que con más firmeza defiende quien firma estas líneas.
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