Murciélago #23

Murciélago #23: ¿A qué huelen las nubes… de sangre?

Murciélago #23«No es plato de mi gusto ayudaros, pero tenemos intereses comunes«

 

La serie que yo echaba de menos ha vuelto. Kana Yoshimura llevaba mucho queriendo llegar hasta aquí y, al parecer, gran parte de lo que nos ha estado contando en tomos recientes tiene que ver con el arco actual, pero su verdadero interés estaba en esta historia y eso ha hecho que el camino hasta aquí no haya sido del todo disfrutable. Al menos en comparación con lo que estábamos acostumbrados a disfrutar con este manga. Pero con la Perfumista regresan los clásicos básicos de Murciélago: un misterio que involucra a un buen puñado de cadáveres, drogas que no deberían poder existir en el mundo real, regresos desde el más allá y una violencia sin límites no apta para estómagos sensibles… Además de la consabida galería de cuerpos desnudos, de físicas imposibles y fluidos como para lubricar un tren de mercancías.

 

Comentaba un rato antes de sentarme frente al procesador de textos que hay una gran diferencia entre un manga como éste que publica Panini y el de Demon Slave (que llega a nuestras manos gracias a Norma Editorial y que también me he dedicado a ir reseñando). En la obra de Yoshimura hay sexo bastante explícito y escenas que son puro fan service para adolescentes hasta arriba de hormonas, pero todo ello sirve a la trama y trata de obstaculizarla lo mínimo. Hasta el punto en que, por ejemplo en este número, la secuencia de marras se localiza al principio del tomo y sirve para hacer que una conversación seria sobre muertes, pruebas y drogas varias tenga un extra visual para quien quiera disfrutarlo. En el manga de Takahiro y Yohei Takemura sucede justo al contrario, que la trama está al servicio de los momentos con un extra de picante… Y así no se puede. Otros ejemplos de estos dos tipos de obra los encontramos (aunque ya dirigidos a un público femenino principalmente) en la reciente Unidos por el Shoujo y aquella de Juliana y la Fruta Dorada. Echadle un vistazo a mis reseñas para ver cuál es cuál y quién las distribuye en España.

 

«Pues porque eres mi primera sospechosa«

 

Lo que quiero decir es que se puede vender sexo como parte del menú de tu cómic, película, serie… sin tener que pagar el peaje de que éste se convierta en el tema central de la trama. De hecho, pienso que es mucho más divertido no saber nunca cuándo te va a sorprender el autor o autora de turno con una escena subidita de tono en lugar de tener la certeza de que cada capítulo o dos tendremos nuestra ración de lencería y fiesta del fuelle. Le hace un mayor servicio al humor, a lo imprevisible e, incluso, aumenta las ganas de leer del chaval que se ha gastado los cuartos en la obra de turno. En la época en la que vivimos, en la que la pornografía está a tan sólo unos clicks de distancia, saber dosificar estas cosas tiene muchas más recompensas que contraindicaciones.

 

Murciélago #23

Murciélago #23

 

Por lo demás, lo dicho, Murciélago #23 lo tiene todo. Asesinatos jodidamente turbios, una pelea a puñetazos entre dos monstruos musculosos, un paseo por el bosque que sale mal… Y bastante humor al estilo de Kana Yoshimura del que ya echábamos un poquito de menos. Y encima la trama de éste y del anterior número sigue quedando abierta un par de meses más. No puedo pedirle otra cosa a un cómic que pensé que aguantaría un par de tomos y que ya lleva casi cinco años dando caña en nuestras librerías.

Acerca de RJ Prous

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En la soledad de mi beca Séneca en Zaragoza aprendí a amar el cine mierder. Volví a Madrid para deambular por millones de salas y pases de películas para finalmente acabar trabajando con aviones. Amante del cine y de sus butacas, también leo muchos cómics y, a veces, hasta sé de lo que hablo.

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