«No volveré a separarme de ella…«

Terminamos por fin con el arco argumental del Maestro Espadachín en el manga de Murciélago que vuelve a acercarnos Panini Manga. Hemos tenido en él la historia de una asesina con un trastorno de identidad disociativo (lo que antes conocíamos como personalidad múltiple) muy particular por el cual la hermana muerta de una kendoka no demasiado hábil tomaba su cuerpo para retar (y asesinar) a maestros del arte de la espada japonesa. La historia detrás del trauma de la asesina ya la vimos en el tomo anterior (y una vez más Kana Yoshimura no escatima en imágenes y escenas truculentas) y aquí sencillamente asistimos a la resolución del enfrentamiento entre la espadachina y una Kuroko que nunca se había visto tan (perdonad la expresión) entre la espada y la pared.

Esto me resulta llamativo. Porque la protagonista de este manga jamás se ha negado a que otros personajes participen y la apoyen en sus batallas, pero nunca había dado la sensación de que lo necesitara. Por ejemplo, cuando Rinko la apoya en la trama de Murciélago #6, casi da la impresión de que Kuroko la está instruyendo más que estar solicitando su ayuda. Sin embargo, la pericia con la espada de la personalidad asesina de Hikaru Miyamoto obliga a nuestra protagonista a no sólo depender de Rinko, sino también de Aiko, que ha de aparecer en el último instante para por fin inclinar la balanza del lado de los ‘buenos’. De alguna manera Murciélago no se escapa de la actual tendencia del manga a huir de los roles de gran héroe todopoderoso que nos legaron historias del pasado como Dragon Ball o el Puño de la Estrella del Norte.

«Ahí es donde deberías empezar a investigar«

Y está guay y es necesario. Es necesario porque el mundo está un poco cansado de las individualidades. Vivimos en una época difícil en la que no dejan de acontecer calamidades y sienta bien tener en la ficción ejemplos de gente que, trabajando junta, logra llegar a objetivos que parecían imposibles. Esto alivia el alma y nos induce a creer que la misma forma de trabajar puede funcionar en el mundo real (spoiler: claro que funciona) y que no es necesario cargar siempre sobre los hombros de uno mismo el peso de todo lo que nos vaya ocurriendo. Y mola, porque es muy divertido leer sobre villanos que se van derrotando en equipo. Cuando cada una de las partes no puede por separado, pero es la suma de las mismas la que supera los obstáculos, la epicidad del momento no decae y, además, el argumento que se ha tenido que construir para llegar al momento de victoria final es mucho más rico e interesante.

Murciélago #13

Tras el final de El Maestro Espadachín, el manga se detiene un momento a visitar a las hermanas de la secta que Kuroko visitó en Murciélago #4 para dejarnos entrever que esa trama (que tan ligera nos pareció en su momento) dista mucho de haberse cerrado por completo. Más aún, comienza a continuación una nueva saga (Hasta que la Muerte nos Separe) que parece beber (estoy hoy especialmente chistoso) directamente de esta trama inconclusa: un asesino misterioso se dedica a salir de las alcantarillas para morder de una manera bestial a jóvenes incautas y beberse toda su sangre. La trama apunta a ser de las más macabras hasta ahora y nos deja bien claro el fabuloso estado de salud de este peculiar seinen.