«Llegar a América no tiene nada de especial«

Número de transición para la colección de Planeta Cómic que adapta la novela American Gods de Neil Gaiman. Tras las importantes revelaciones de los números anteriores y el giro de la historia al que éstas llevaron nos encontramos hoy, a las puertas del fin de la primera de tres partes en que se va a dividir el cómic, nos encontramos con una historia que se detiene abruptamente, a la espera de una serie de acontecimientos que no tienen más remedio que terminar precipitándose. ¿Es menos disfrutable este número entonces? Ni mucho menos. P. Craig Russell logra mantener nuestra atención avanzando lo justo y complementando el cómic con otra historia acerca de los dioses y criaturas mitológicas que desembarcaron en Norteamérica junto con los exploradores.

La historia principal nos lleva a una funeraria en la que Sombra conoce a lo que queda de los dioses egipcios, ahora entregados al arte del embalsamamiento (esa era fácil Neil) y deseosos de poner a nuestro protagonista a trabajar, ahora que éste ha rechazado la oferta de la Caja Tonta. Poco más vamos a avanzar en este sentido, ya que la trama se detiene en el análisis que Ibis hace de las continuas idas y venidas de los seres humanos en las tierras del continente americano.

«No concedo deseos«

El complemento que se nos ofrece nos traslada a la Gran Manzana para ponernos en la piel de un inmigrante de Omán al que su familia política ha enviado a Norteamérica para tratar de hacer negocios en su nombre. Salim, el protagonista de este relato corto, pronto abandona cualquier fantasía para enfrentarse a una ciudad y a un estilo de vida que amenazan con devorarlo al tiempo que va descubriendo cómo su vuelta a su país de origen va desvaneciéndose en el terreno de lo incierto antes de desaparecer por completo, arrojándole pobre y desvalido a los pies de una nación que se alimenta de ilusos como él. En éstas estará cuando se encuentre por casualidad con uno de los mitos de su patria, atrapado también en un país que sólo sabe de él lo que cuenta en las películas de Hollywood. El resto es pura magia de ficción y lleva el sello inconfundible del guionista detrás de Sandman.

American Gods: Sombras #8

Scott Hampton sigue a los mandos del dibujo de la parte principal mientras que Glenn Fabry se encarga de la historia de genios sin botella. American Gods sigue siendo, en este cómic, una preciosa historia que se hunde y se deja embriagar por el aroma de todas las cosas que hacen de Estados Unidos el país fascinante que es, un lugar que no se puede comprender sin haber visitado y que, aún en ese caso, te plantea más preguntas de las que te responde. Al igual, en el fondo, que hace cualquier nación extraña para quien la visita. Siempre y cuando el visitante esté dispuesto a abrir los ojos ante la magia y las maravillas más allá dela foto famosa o el monumento desgastado.