«No voy a pegarle a un niño manco«

Lo decíamos hace unos días y hoy he de repetirlo, ¡menudo giro ha pegado Babyteeth! La serie de Donny Cates para Aftershock (que en España publica Planeta) deja de ir sobre una adolescente que acaba de ser mamá y se encuentra perdida y perseguida por diferentes intereses para convertirse en una historia sobre una familia de guerreros que se lanzan de cabeza al infierno para buscar a dos de sus miembros, perdidos en él desde el número anterior. Y todo apunta a que a partir de la próxima entrega la serie volverá a mutar para convertirse en otra cosa completamente nueva. Tal es la capacidad que está demostrando su autor para hacerla evolucionar cada cinco míseros capítulos.

Dejamos a los Ritter (bueno, a los que quedan en la Tierra) en Palestina, obteniendo por fin algunas respuestas de verdad acerca de lo que le ha estado pasando a Sadie y dónde pueden estar Heather y Clark. Esto ponía a la protagonista en la tesitura de tener que dejar de golpe de ser una adolescente más para convertirse en alguien capaz de literalmente luchar contra las hordas demoníacas por la seguridad de su hijo. Este tercer volumen de la colección salta algo adelante en el tiempo para colocarnos justo en el momento en el que Sadie ha terminado su metamorfosis, para convertirse en la Sarah Connor que siempre quiso ser (y que siempre fue su hermana, todo sea dicho).

«Hola papá. Deja de lloriquear y dame un arma para cepillarme al diablo«

Pero la verdadera sorpresa de este tomo nos la vuelve a dar un personaje que no nos había sido presentado hasta ahora. Si en el anterior fue un agente especial con ganas de limpiar su conciencia (a costa de la muerte de un par de decenas de personas), en esta ocasión Cates apunta mucho más alto (o más bajo, según se mire) al poner en  escena al padre de Clark. Sí, al mismísimo príncipe de las tinieblas. Un tipo agradable, la verdad, que se muere de ganas por conocer a su hijo y que hace que la aventura por las tierras yermas del Reino Rojo sea un poco menos espantosa… O eso parece durante la mayor parte de este cómic. Porque en las últimas páginas la trama vuelve a girar una vez más y da paso a una nueva etapa (¿la última quizás?) que va a obligar a Sadie a completar su evolución a la fuerza y a costa del sacrificio de todas las cosas que siempre había dado por seguras.

Babyteeth #3

Babyteeth #3 vuelve a dejarnos con el culo torcido y a demostrarnos por qué Marvel no para de buscar proyectos con los que mantener ocupado a Cates. Lo que sea con tal de que no tenga tiempo de regalarle historias como esta a la competencia… o a los lectores. Veo en esta obra gran parte de la mala leche que descargó en su etapa en Thanos o con el Motorista Fantasma Cósmico, pero también tiene Babyteeth un toque mucho más siniestro y negativo que no se le adivinaba en las series de la Casa de las Ideas. Trabajar al margen de los héroes le ha arrancado parte de su mensaje optimista, pero también le ha hecho apostar por una clase distinta de personajes capaces de gestas que parecían solo reservadas para mutantes y millonarios con cinturones llenos de artilugios.