Si queréis una buena historia de Conan, dejad de buscad, Lobos de allende la frontera es la historia que estabais (estábamos) esperando. Timothy Truman a los mandos del guion, Tomás Giorello a los lápices y el madrileño José Villarrubia trabajando el color nos ofrecen la que es, sin lugar a dudas, una de las obras culmen del cimmerio en estos últimos años. Un relato en el que explotan sus virtudes como equipo creativo que han estado desarrollando en una ya fructifera e interesantísima etapa al frente de las aventuras del icónico personaje.
Conan Rey: Lobos de allende la frontera toma como base una historia inacabada de Robert E. Howard en la que un Conan en la etapa crepuscular de su vida se embarca en una aventura que le llevará a reencontrarse con aliados del pasado a fin de garantizar un futuro para toda Aquilonia. El equipo artístico capta a la perfección el espíritu clásico del personaje e idea una aventura muy trepidante que hace honor a la leyenda del guerrero cimmerio.
Este volumen, editado en formato cartoné por Planeta Cómic, puede ser leído y disfrutado por cualquier lector. Se trata de una aventura independiente, sin lazos con relatos anteriores o posteriores del personaje. El único conocimiento previo necesario es saber que Conan fue un temible guerrero antes de hacerse con la corona de Aquilonia, la cual lleva ostentando desde hace muchos años. Los autores saben sintetizar de tal forma los elementos más característicos del personaje y de su entorno, que cualquier neofito en el personaje quedará prendado de él. Y con la de rumores y deseos confesos del propio aludido que llevamos escuchando desde hace años de una nueva película de Conan con Arnold Schwarzenegger retomando el papel, es imposible no imaginárselo en esta aventura.
La historia está estructura en cuatro capítulos en los que vemos a nuestro protagonista dejar su vida de comodidades palaciegas para enfangarse hasta las rodillas y enfrentarse a un sinfín de peligros. Una aventura de espada y brujería de corte muy clásico, de enorme fluidez narrativa y en la que el apartado visual es una excelente herramienta para conformar la atmósfera descarnada del relato.
Uno de los puntos más interesantes de Lobos allende de la frontera, y que sabrán captar los más veteranos, es el esfuerzo por subrayar el marco común en el que habitaban muchos de los personajes creados por Howard, como Kull el Conquistador. Y si no se conocen, no hay problema. En los epílogos escritos por Villarrubia y Truman se hace mención a este detalle que no hace sino enriquecer segundas y terceras lecturas. Como extra, además, tenemos una galería de ilustraciones de Giorello.
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