Laila Starr muere muchas veces. Cinco para ser precisos. ¿Cómo? ¿Por qué? Estas y otras cuestiones son el quid de la obra de Ram V y Filipe Andrade que publica Planeta Cómic para el mercado español. Así que si tenéis la suerte de llegar a este artículo antes de leer la sinopsis de Las muchas muertes de Laila Starr, intentad llegar así a la propia obra, porque aunque no revela demasiado acerca del argumento, sí que aclara bastante las motivaciones de su protagonista en el viaje que le espera.
«Fui desagradable contigo la última vez que nos vimos«
Así pues, al margen de la nota literaria del arranque de este artículo, vamos a intentar no aludir a lo que acontece en Las muchas muertes de Laila Starr. Una de las grandes virtudes del cómic que tenemos entre manos es precisamente vivirlo como una experiencia. Las experiencias se viven sin más información que la que da el momento, se disfrutan (o no), se interiorizan y se aprende de ellas. La obra de V y Andrade habla -entre otras cosas- justo de eso, del aprendizaje que suponen las experiencias; porque nunca somos los mismos antes y después de una experiencia.
Una idea que se refleja muy bien en Laila como personaje. Porque si bien la historia no deja de ser relativamente sencilla, ella, con sus matices y contradicciones, es quien mantiene siempre arriba nuestro interés. Y es que el enfoque de Ram V puede llegar a ser complicado, pues le importan más los temas que la trama… y cuando estos versan sobre asuntos como la vida o la muerte es muy fácil perderse en cavilaciones. ¡Y a veces el cómic cae presa de ellas! Sobre todo debido a que Leila, aún siendo la protagonista, no suele ser la narradora, sino que lo son extraños testigos de sus vivencias.
Así, aunque la trama se disperse o la narración se ensimisme en sus propias reflexiones, el crecimiento personal de Leila nos ancla al relato. Es una protagonista con unas creencias muy férreas en torno a los principales asuntos tratados en el cómic. Desde la primera página marca su punto de vista, pero el viaje al que se ve abocada la cambia de muchas maneras. El componente fantástico -sutil, presente solo en Laila y sus circunstancias- maximiza ese desarrollo de la protagonista al permitirme entender -y experimentar- el mundo desde una perspectiva mucho más amplia respecto a buena parte de los personajes con los que cruza sus destinos.
Lectura interesante, más sosegada de lo que aparenta tras su primer capítulo, y que invita a la reflexión. En otra vida, quizás, podríamos haber hablado de una obra enlazada con el imaginario de Neil Gaiman y sus eternos.
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