«Para que sepan que esto todavía no ha terminado«

Se leen los dos últimos tomos de My Hero Academia que Planeta Cómic ha publicado en España en un suspiro (concretamente en el viaje que me ha llevado desde la oficina a casa), pero exigen alguna relectura para asimilarlo todo y porque el bueno de Kohei Horikoshi se ha hinchado a verter pequeños homenajes a los personajes que ha ido creando como secundarios para esta obra ahora que se va presintiendo el final de la misma (o eso parece, que a saber…) En cualquier caso, tenemos en las manos dos tomos de acción trepidante y un ritmo endiablado (el que corresponde a la guerra total que se ha desatado en el mundo creado por este mangaka) que nos dejan sin respiración y que, en medio de todos los grandes sacrificios y las enormes pérdidas que están sufriendo los héroes, nos está dejando con grandes momentos de heroísmo de todas las formas y colores y con pequeñas y enormes reivindicaciones para algunos personajes con, quizás, no toda la relevancia que se merecían.

Me hace especial ilusión el caso de Gentle Criminal y La Brava, dos personajes de una de las tramas más infravaloradas del manga y que ahora regresan para una última acción que les sitúa en el papel de héroes del que nunca debieron alejarse. Me mola también como casi todos los compañeros de clase de Midoriya están teniendo su gran momento en estas páginas (brutal y especial es el caso de Uraraka): Ya lo he dicho muchas veces, pero no me canso de repetir que en los shonen de antaño tendíamos a tener a un protagonista ultra-poderoso que terminaba eclipsando a sus compañeros. Sin embargo, el trabajo en equipo es la tónica habitual de los últimos tiempos y, aunque está claro que la batalla de Deku es la más importante, cada uno de los combates que nos van conduciendo hacia el clímax de esta saga no son sólo una pasada, sino que reivindican el trabajo duro y la solidaridad de los compañeros y amigos de nuestro protagonista.

«Este es el final que se lleva vaticinando desde hace muchísimos años«

Decía que es brutal la batalla de Ochaco contra Himiko Toga y, sí, lo cierto es que venía cocinándose desde lejos y, cuando por fin ha tenido lugar, ha sido espectacular. Por ponerle un pero, diría que el cambio que esta pelea opera en Toga no termina de cuadrarme… No sé, quizás la he visto demasiado entregada al mal como para ponerse ahora a negociar el nivel de cariño y comprensión que necesita y se merece. Y es que a ver, que la villana ha tenido una infancia terrible es un hecho, pero también lo es el tema de que haya estado apuñalando a gente al tuntún desde entonces. Con todo, si su historia acaba en este My Hero Academia #39, me parece que habremos de considerarla fallida.

My Hero Academia #38

Se confirma también que otra de las grandes batallas que nos esperan es la de Shigaraki contra su mentor, al que ya no guarda ningún respeto. La evolución de la contrapartida maligna de nuestro protagonista ha sido siempre bestial y en este tomo vemos ya directamente como la máxima aspiración de cada uno de los dos es la de quedarse con el cuerpo del joven, pero que mientras que AFO busca la dominación mundial, Shigaraki simplemente quiere ver el mundo arder para ahogar las voces de su pasado y para que todo el mundo comparta su retorcida visión de lo que significa para él la Sociedad de Héroes. Dos visiones que conducen a un final casi idéntico, pero que esconden dos maneras bien distintas de procesar el pasado y el presente: la de un megalómano frente a la de un simple y llano sociópata.